Abstract
Mi experiencia en Reggio Emilia empezó hace dos años. Cuando conocí el sistema edu- cativo de la ciudad, descubrí un gran sistema de valores que acompaña y sostiene la coti- dianidad de la escuela. Una escuela que tiene en sus manos defender, difundir y valorar una imagen del niño como ser competente e inteligente. Este principal valor sobre la ima- gen del niño, junto con todos los demás valores igualmente importantes, dan sentido a cada acción que maestros, educadores y demás adultos, que trabajan en la escuela, ponen en práctica para la educación de los niños. Un sistema de valores que viene sostenido, a su vez, por un gran sistema de instituciones y, sobretodo, un sistema de personas que discuten, dialogan e intercambian experiencias y pensamientos. Es para mí un gran honor poder participar en una experiencia educativa como la de Reggio Emilia porque me per- mite, como maestra, construir un pensamiento crítico y elaborado sobre la educación de los niños y mi práctica educativa del día a día.