Resumen
En 1557, un abogado de la Corte, Rui Gonçalves, se animó a ofrecer a la reina Doña Catalina un librito en el que coleccionaba juntamente con ejemplos de "algunas virtudes en las que las mujeres fueran iguales y precedieran a los hombres" (p.4), los privilegios que el derecho les concedía.
Rui Gonçalves no era, ciertamente, un "feminista". La finalidad de su obra era, como la de muchos escritores cortesanos de la época, conseguir el favor real. En este caso, al estar la corona bajo la tutela de una mujer, elaborando una recopilación de ejemplos tópicos que favorecían - por diversas razones, incluyendo la condescendencia paternalista o el favor debido a los imbéciles- el género femenino. Levantar la carga de preconcepciones que la tradición hiciera caer sobre la naturaleza o la condición de las mujeres exigía renegar de las autoridades establecidas e inventar un discurso nuevo.