Resumen
Desde hace algunos años se extiende sin grandes objeciones la idea de que estamos asistiendo a una "crisis de la ley" como fuente del derecho. La ley ha sido durante más de un siglo la fuente de derecho por excelencia y ello ha determinado que el derecho fuera sobre todo derecho legislado o statutory law. Pero ahora se afirma que esa situación está tocando a su fin o está seriamente amenazada debido a un conjunto muy complejo de factores de todo tipo, entre los que suelen mencionarse el surgimiento de entidades políticas supranacionales que emiten disposiciones jurídicas vinculantes sin órganos legislativos adecuados, la variopinta y a veces caótica actividad de los parlamentos nacionales o regionales, el incremento de la fuerza y la presencia del poder ejecutivo en la vida nacional y el creciente protagonismo de las decisiones judiciales sobre todo en materias de control de constitucionalidad. El argumento que da pie a esta convicción no deja de ser poderoso: si tomamos una a una las propiedades que se han adscrito al concepto de ley, podemos constatar con gran facilidad que todas ellas han sido o son traicionadas por la realidad jurídica de todos los días. En las páginas que siguen trataré de reflexionar sobre esta situación elaborando para ello algo que pudiera denominarse una pieza de positivismo normativo o positivismo ético, o de ética del legalismo, como también se ha llamado (Campbell1996; MacCormick, 1989). Al hacerlo creo estar avanzando poruña senda señalada no hace mucho tiempo por Aurelio Menéndez (Menéndez 1997,84).