Resumen
El recientemente fallecido K. HESSE señalaba que la convivencia dentro del territorio estatal exige «la formación y mantenimiento de la unidad política, sin ignorar o reprimir el conflicto en nombre de la unidad política y sin sacrificar la unidad política en nombre del conflicto». Pese a la inevitable carga emotiva que a menudo acompaña el debate sobre la distribución territorial del poder, la madurez democrática de una sociedad ha de permitir centrar la discusión política en aquellas cuestiones que tienen una repercusión directa en las condiciones de vida de los ciudadanos. No es esto precisamente lo que ha ocurrido hasta la fecha con la Propuesta de Reforma del Estatuto de Autonomía de Cataluña, pero todos (responsables políticos y ciudadanos) hemos de contribuir a ello para lograr, así, serenar los ánimos durante la tramitación del proyecto en las Cortes Generales.