Núm. 13 (2010): Cuestiones actuales de la política exterior española
Artículos

España, Portugal y los falsos amigos

Ángel RIVERO RODRÍGUEZ
Profesor titular del Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Madrid
Publicado 23 febrero 2010

Palabras clave:

Portugal, España, Falsos amigos, Cognados, Relaciones exteriores, Iberismo
Cómo citar
RIVERO RODRÍGUEZ, Ángel. (2010). España, Portugal y los falsos amigos. Relaciones Internacionales, (13), 87–103. https://doi.org/10.15366/relacionesinternacionales2010.13.004

Resumen

España y Portugal son dos países que comparten mucho en el terreno de la historia, la cultura y la geografía. Sin embargo, esa misma proximidad se ha convertido muchas veces en el principal obstáculo para que cooperen entre sí.
Desde la perspectiva portuguesa, la proximidad  española se ha visto permanentemente como una amenaza a la independencia de Portugal. Desde el punto de vista de España, la cercanía de Portugal ha debilitado su consideración como país extranjero y ha acentuado un sentido de comunidad no siempre bien recibido por los portugueses. De modo que Portugal siempre ha querido diferenciarse y España ha respondido siempre aproximándose. Esta es la raíz del malentendido.
Este cruce de percepciones distintas sobre el valor de proximidad, da lugar a todo tipo de equívocos,  pues el deseo de diferenciación de uno puede entenderse como enemistad por el otro y, a la inversa, el de aproximación del segundo como invasión por el primero. Ejemplo de esto es lo que ocurre con la palabra iberismo, una palabra que se escribe igual en ambas lenguas pero que puede significar cosas opuestas, esto es, que puede ser un falso amigo. Así en las dos lenguas iberismo señala el ideal de una integración de ambos países, pero en portugués esto implica la subordinación de la soberanía portuguesa a la española y puede vincularse a la idea de traición; mientras que en español tiene una carga política mucho menor y puede apuntar a la simple simpatía por Portugal.
En este artículo quiero mostrar cómo la proximidad de España y Portugal ha sido un obstáculo en las relaciones exteriores entre los dos países peninsulares, cuya comunicación ha sido distorsionada por los falsos amigos hasta el punto de convertirse, ellos mismos, en falsos amigos. Esto es, en países a los que se presupone una cercanía de propósitos que casi nunca se ve realizada en los hechos.

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