Copyright (c) 2006 Félix Páez Galián
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Abstract
Introducción
1. La situación actual del fundamentalismo religioso
Actualmente existe un grave enfrentamiento del fundamentalismo religioso islámico contra otras culturas, como la cristiana o la judía. La destrucción del World Trade Center de New York, el 11 de septiembre de 2001, así como los atentados del 11 de marzo en Madrid, los atentados de Londres, y muchos otros conflictos que han sucedido en otros países europeos, nos demuestran que existe un grave choque de culturas. Otros hechos de gran gravedad son los conflictos de Irak y de Afganistán, y los negros horizontes que amenazan a Irán en estos últimos días, debido al acceso a la tecnología nuclear por parte de este último país. Este choque de culturas es fomentado por el fundamentalismo religioso islámico, y no se ha originado de repente, sino que tiene una larga historia.
2. El laicismo de los países occidentales
En los países occidentales la tradición religiosa ha ido pasando a un segundo plano. La religión se ha convertido en una vivencia particular y privada. Los Estados ya no se declaran confesionales, y la religión ha quedado relegada al plano de la conciencia personal. Esta es la consecuencia de la filosofía racionalista de los siglos XVII y XVIII en Europa, que siguió a las guerras de religión entre católicos y protestantes de los siglos XVI y XVII. La conclusión fue que era mejor dejar las creencias religiosas para el ámbito personal, y evitar el enfrentamiento entre los seguidores de las distintas corrientes religiosas. Hoy en día los países occidentales no son confesionales, y defienden la libertad religiosa. De hecho la filosofía griega comenzó como una lucha del “logos” frente a los “mitos”, ya que la intención de los filósofos griegos fue la explicación racional y científica de los hechos, eludiendo la explicación mitológica. Y a través de los siglos, la filosofía racionalista trató de aplicar la razón a todos los fenómenos físicos y sociales, lo cual trajo consigo el nacimiento de la ciencia y el abandono de los mitos religiosos. En todo caso, ese planteamiento racionalista ha desembocado en el laicismo de los países occidentales, y la declaración de libertad religiosa para sus ciudadanos, ya que la convivencia se basa en normas racionales y no en mitologías religiosas.