Núm. 15 (2006): Especial: Fishing in pre-Eurpean New Zealand
Fishing in Pre-European New Zealand
Portada del volumen 15 de ARCHAEOFAUNA
Publicado octubre 5, 2006

Palabras clave:

Pesca, dieta, Medio marino, Subsistencia, prehistoria, Nueva Zelanda
Cómo citar
Leach, F. (2006). Fishing in Pre-European New Zealand. Archaeofauna, (15), 19–276. Recuperado a partir de https://revistas.uam.es/archaeofauna/article/view/6627

Resumen

Nueva Zelanda fue descubierta hace ahora más de mil años por colonos de la Polinesia oriental, antecesores de los actuales maoríes. Aquellos hombres eran los descendientes de gentes con una dilatada actividad marinera que habían iniciado su andadura por el Océano Pacífico desde la costa oriental de Nueva Guinea unos 35.000 años antes.  En el momento de alcanzar las islas más alejadas del Pacífico, caso de Nueva Zelanda, nos consta que disponían de tecnología pesquera avanzada así como un profundo conocimiento de los hábitos y ecología de los peces. Este trabajo aborda el estado de la cuestión de la arqueozoología de la pesca en la prehistoria neozelandesa. Se inicia con unas secciones preliminares que describen el substrato del Pacífico tropical como base de los estudios arqueológicos en Nueva Zelanda, así como las metodologías que allí se emplean para abordar los análisis de restos arqueológicos de peces y el estudio de la pesca en el pasado. Tras éstas, se describen las pesquerías neozelandesas y las especies capturadas por los antiguos maoríes.

Las actuales bases de datos del Museo de Nueva Zelanda incorporan información de restos ícticos procedentes de 126 yacimientos que cubren todas las regiones y períodos culturales de estas islas y totalizan un NMI de 40.400 individuos. Aunque existen en torno a 750 especies de peces en Nueva Zelanda, sólo unas 35 aparecen en el registro arqueológico y, de éstas, sólo 6 táxones lo hacen con porcentajes superiores al 7% del total. Se trata de la Sierra, Thyrsites atun (Gempylidae), el Falso Bacalao, Parapercis colias (Mugiloididae), el Pargo Pagrus aurata (Sparidae), los lábridos (Labridae), la Barbada Pseudophycis bachus (Moridae) y el odácido Odax pullus (Odacidae). Tomados como conjunto, constituyen el 85% de todas las especies capturadas en tiempos prehistóricos. Se describe y valora la tecnología y cultura material asociada con estas muestras, rastreando los datos referidos a nudos y cordelería, redes y anzuelos, diseño de canoas y métodos de cocinado y conservación. Atención preferente merecen los atributos funcionales del llamado anzuelo de rotación, tan frecuente por todo el área del Pacífico. La base de la economía productiva de la sociedad Maorí pretérita fue muy variable, oscilando desde los horticultores del Norte hasta los cazadores recolectores del Sur. Por tal razón, al estudiar el carácter regional de las pesquerías destaca, por encima del substrato biogeográfico que las caracteriza, el fuerte componente cultural que las genera.

Una parte importante del trabajo se ha dedicado a documentar los cambios diacrónicos operados en las capturas. Dicho análisis se centra sobre dos aspectos, a saber, cambios operados en las abundancias relativas de las especies  y cambios en las tallas, expresadas estas como diagramas de frecuencias en el tiempo. Parece claro que las tendencias detectadas a nivel de toda Nueva Zelanda son insignificantes pero que, tomadas éstas a la escala de comunidades concretas, tales tendencias resultan muy significativas. Todos estos patrones se exponen tras considerar el conjunto de cambios climáticos operados en esta zona durante el último milenio, especialmente el modo en que éstos afectaron a las temperaturas de la superficie del mar. A la vista de la información disponible, la denominada “Pequeña Edad del Hielo” constituyó en Nueva Zelanda un evento de primera magnitud que afectó muy negativamente a las tasas de reclutamiento de numerosas especies de peces llegando incluso a extinguir cuando menos a una población de reproductores. Se trata de la genéticamente diferenciada población del Pargo que existió en la bahia de Tasman en la isla del Sur. Dicha extinción se manifiesta como una ausencia de pargos en las muestras prehistóricas de dicha zona durante la Pequeña Edad del Hielo.

 

De particular interés resulta ser la constatación de que la pesca mantenida produjo con el tiempo en muchos puntos de Nueva Zelanda un aumento de la talla de las poblaciones depredadas. Tal hecho encontraría su explicación en la extendida costumbre polinesia de pescar todos los peces, por pequeños que éstos sean, de una zona restringida lo cual parece acentuar las presiones para que los juveniles incrementen su ritmo de crecimiento. Tal conclusión viene apoyada por recientes datos experimentales referidos a la incidencia de la pesca sobre la evolución de las tallas, que evidencian un rápido aumento de las mismas sustentado en fenómenos de selección genética.

El trabajo valora así mismo el papel desempeñado por los peces en la dieta de los pobladores prehistóricos, teniendo en cuenta los aspectos fundamentales de las necesidades nutricionales humanas. Se pone de manifiesto que, gracias al aporte de animales marinos, la sobreabundancia de proteína en Nueva Zelanda ha sido una constante histórica siendo las grasas y los hidratos de carbono los componentes de la dieta que determinaron la demografía Maorí en el espacio y en el tiempo. Los análisis isotópicos sobre el colágeno del hueso humano demuestran que los alimentos de origen marino oscilaron entre el 11% de algunas poblaciones del interior hasta el 61% de ciertas poblaciones costeras.

La parte final del trabajo aborda los modelos de depredación antrópica y su impacto en el medio marino. Se sugiere que los arqueólogos deberían ser más cautelosos en este campo y abordar el tema desde su base empírica hasta la cima teórica y no al revés. Se critica en este sentido, por ingenua e infundada en lo referido a los recursos marinos, la teoría denominada de la “optimización recolectora” (optimal foraging theory). En cambio, parece ser que la extendida práctica del “arrasar y reposar” (flash and burn and fallow), practicada tierra adentro por cazadores y recolectores, exhibe una vertiente marina en donde las gentes capturan la práctica totalidad de peces de una zona, incluyendo algunos de tallas diminutas, para, una vez extraída la biomasa de tal zona, desplazarse a otra nueva permitiendo a la esquilmada recuperarse durante un período dilatado de tiempo. Existen numerosas evidencias de tal patrón de aprovechamiento en el medio costero-marino. Se trata de una estrategia de conservación que no parece ser tenida en cuenta de momento ni por los arqueólogos ni por los gestores de  pesquerías. Los pescadores maoríes  del pasado fueron sin lugar a dudas buenos conocedores de todos aquellos aspectos relacionados con las pesquerías de Nueva Zelanda. La abundancia y disponibilidad de peces les permitió obtener todos los recursos pesqueros en aguas someras siendo el caso que más del 80% de éstos procedían de zonas a menos de 100 metros de la costa.

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