Palabras clave:
Hegel, Traducción, Idealismo, Fichte, Schelling, Krug, Filosofía especulativa, Obras completas, LogicaDerechos de autor 2023 Fernando Forero
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Resumen
Presentamos la primera versión en español del texto Wie der gemeine Menschenverstand die Philosophie nehme, - dargestellt an den Werken des Herrn Krug’s, elaborado por G. W. F. Hegel y publicado en el Kritisches Journal der Philosophie que circuló en Jena entre 1801 y 1803. En la introducción a la revista en cuestión los entonces amigos Hegel y Schelling habían señalado que se proponían perfilar la filosofía especulativa en contraposición con la filosofía no especulativa. El ensayo que aquí traducimos fue publicado por Hegel en enero de 1802 y versa sobre W. T. Krug (1770-1842), un contemporáneo y compañero de él en la época. Este texto es uno de los primeros testimonios del pensamiento de Hegel, uno que le permitirá continuar perfilando su filosofía en relación con las perspectivas contemporáneas de la misma. ¿Qué se quiere decir con la expresión «la pluma del señor Krug»? Según Krug, el idealismo fracasó en su exigencia de deducir «todo el sistema de nuestras representaciones». Para él, este proyecto se lograría y lo convencería si «algo poco», por ejemplo, «la luna con todas sus características» o también «su pluma» fuese deducida. La posición es de interés porque pone en evidencia un malentendido que no pocas veces se presenta en relación con el idealismo, y al que Fichte y Schelling (no Hegel) contribuyeron en algunas ocasiones a consolidar.
La malcomprensión consiste en que se asume que la filosofía especulativa, al reivindicar que encontró algo así como la fórmula del mundo en su totalidad desde la cual todo lo singular, hasta lo más inmediato como una pluma de ganzo que permite escribir y que alguien ahora mismo puede tener en la mano, podría ser realizado o deducido. Lo que se demanda a la filosofía especulativa es entonces que todo lo finito sea reclamado desde un infinito trascendente. Hegel señala que la filosofía especulativa pone en evidencia cómo el pensar engendra la estructura racional del mundo, pero no del mundo empírico, casual y accidental, pues esa sería una tergiversación que puede resultar fatal en la medida en que asumiría que el pensar es una suerte de demiurgo que genera cosas materiales. Ya en este escrito Hegel muestra que la filosofía especulativa trabaja a un nivel lógico; no es que cree la realidad objetiva y empírica como si el pensar fuera un artesano que configura un mundo, como un demiurgo. De lo que se trata es de que el pensar despliegue la estructura conceptual de la realidad. El pensar especulativo se manifiesta y desenvuelve hasta el punto en que pone en evidencia una estructura conceptual que está presente en toda realidad objetiva. Los conceptos describen la totalidad de la realidad, de modo que se pueden mostrar en la realidad empírica de algo, pero no son primariamente empíricos.
La filosofía idealista no niega que haya perspectivas sobre las cosas y sobre los estados de cosas en los cuales se manifiestan contingencias puramente empíricas; lo que sostiene es que el pensar reconoce que, por ejemplo, no se puede comprender el sentido determinado de un hecho empírico casual sin tener previamente claridad sobre el sentido de lo que es conocer o sobre la necesidad del concepto que allí se presenta. En esta misma dirección, Hegel muestra contra el señor Krug que lo empírico no es el fundamento de lo conceptual, sino que el pensar especulativo va por su propio despliegue y que lo empírico solo se muestra desde allí. El punto de partida de la especulación no es lo desgajado y abstracto, sino el logos, lo real y concreto, desde donde lo casual se muestra como necesario, la parte como el todo. – En el fondo, el problema del señor Krug es que trata lo absoluto como si tuviera el mismo rango que lo contingente. Por lo mismo la filosofía especulativa no puede «deducir» su pluma, pero no porque no sea real su utilidad, sino por su casualidad irreductible.
Las versiones utilizadas para la presente traducción son el tomo dos dedicado a los escritos de Jena de las obras completas de Hegel editadas por Suhrkamp (Frankfurt am Main, 2016), y el tomo IV, publicado bajo el título Jenaer kritische Schriften, de las Gesammelte Werke de Hegel editadas por la Academia (Hamburg, Felix Meiner, 1968).
Por lo demás, agradezco a la Facultad de Humanidades de la Universidad Pedagógica Nacional por apoyar esta traducción mediante el proyecto de facultad «Hablemos de formación. Perspectivas desde Goethe y Hegel». También agradezco al profesor Jorge Aurelio Díaz por leer cuidadosamente la primera versión del texto, por sus muy acertadas recomendaciones a la traducción y por compartir conmigo su notable acervo filosófico e intelectual que fue decisivo para reconocer ciertos asuntos que el texto ponía en juego. Con el profesor Díaz tengo una deuda en toda mi formación y en especial ahora que me ha acompañado en el interesante oficio de traducir. Le doy gracias por su delicado y vivo apoyo.
Fernando Forero
Universidad Pedagógica Nacional (Colombia)