Reseñas

Sagrario López Poza et alii (eds.) (2019).
Docta y sabia Atenea. Studia in honorem Lía Schwartz.

A Coruña: Universidad da Coruña / Universidad Autónoma de Madrid / Hispanic Seminary of Medieval Studies / Queen Sofia Spanish Institute, 832 pp.

[ISBN: 978-84-9749-704-6].

A principios del 2019 se publicó Docta y Sabia Atenea. Studia in honrem Lía Schwartz. Este volumen es el resultado de la colaboración de cinco organizaciones diferentes (el Servicio de publicaciones y el Seminario interdisciplinar para el estudio de la literatura áurea de la Universidad da Coruña, la Universidad Autónoma de Madrid, el Hispanic Seminary of Medieval Studies, y el Queen Sofia Spanish Institute). La edición del volumen corrió a cargo de seis investigadores: Sagrario López Poza, Nieves Pena Sueiro, Mariano de la Campa, Isabel Pérez Cuenca, Susan Byrne y Almudena Vidorreta. Esta labor, fruto del trabajo conjunto de tantas y tan variadas instituciones y personas, no solo es reflejo de la entidad del proyecto, sino que también es un testimonio de la dilatada carrera profesional de la profesora Schwartz, recientemente fallecida, de la fecundidad de su trabajo y, especialmente, de la generosidad con la que lo emprendió, por la cual nos sentimos agradecidos tantísimos hispanistas, colegas y discípulos.

Abre el volumen una semblanza de la estudiosa argentina (pp. 15-17), seguida de su bibliografía (pp. 19-35). El cuerpo principal del volumen se compone de 39 estudios firmados por investigadores de diferentes universidades europeas, de América del Norte y del Sur. Los temas y el enfoque de estos son tan variados como lo fue el trabajo de la profesora Schwartz.

Un bloque significativo de capítulos trata sobre la obra de Quevedo (diez artículos en total). No podía ser de otra manera si consideramos que gran parte de la investigación de la académica corresponsal de la Real Academia Española se centró en la figura y las obras de este autor político y satírico áureo. Tres de ellos estudian aspectos de la transmisión textual quevediana. En su detallado estudio de la transmisión manuscrita de El alguacil endemoniado Antonio Azaústre, aunque no puede proponer un stemma de los diferentes testimonios, llega a la conclusión de que el texto que aparece en los ff. 312v-20v del manuscrito conservado en la Biblioteca Nacional de Francia bajo la signatura «Espagnol 354» debe ser considerado el codex optimus. Mariano de la Campa Gutiérrez estudia diferentes impresiones de los Romances varios de diversos autores en las que se recogen aproximadamente un centenar de poemas quevedianos. Fernando Plata firma un estudio, modelo de trabajo filológico serio, donde tras cotejar 74 manuscritos de La Perinola, primero fija un pasaje hasta ahora deturpado y a continuación lo explica. El texto primigenio que leía «en la conclusión de los amores, en que nombra un barranco antiguo y moderno entre alguna gente honrada» (y no varraco como recogen la mayoría de los editores del texto) hace referencia a una zona de Madrid así denominada (barranco) y dedicada a la prostitución.

El trabajo que firma Francisca Moya del Baño explora la influencia de Plauto en Quevedo, cuyos ecos son mucho menos frecuentes de lo que uno, en principio, podría esperarse. Tras analizar diferentes pasajes de Su espada por Santiago, Lágrimas de Jeremías, la España defendida, y La carta a Luis XIII, esta investigadora prueba que el escritor tenía un profundo conocimiento de la obra plautiana. Valentina Nider se fija en la interpretación que el personaje de Belisardo recibe en la obra quevediana, sutilmente diferente de la tradición anterior (que lo pinta únicamente como inocente víctima), pues Quevedo insinúa que el valido bizantino es también culpable ya que sus riquezas no eran sino el fruto de rapiñas realizadas durante violentas campañas militares. Por su parte, Isabel Pérez Cuenca interpreta la relación entre Quevedo y el III marqués de Velada bajo una nueva luz, basándose en el epistolario de nuestro escritor, textos que considera claves a la hora de descubrir las redes clientelares durante la privanza de Olivares.

Tres trabajos se centran en obras específicas quevedianas: Marie Roig Miranda posa su refrescante mirada en los Sueños, que considera una forma narrativa original, un nuevo tipo de novela; Javier San José Lera, en un documentadísimo estudio, explora La Política de Dios como texto exegético, un comentario bíblico, donde el texto sagrado se carga de contenido político y se convierte en fuente de enseñanzas sobre cómo reinar; Adrián M. Izquierdo examina el Anacreón castellano, donde en su exégesis parafrástica un joven Quevedo demuestra su erudición.

Un segundo bloque de trabajos abordan cuestiones relacionadas con Cervantes y su obra (cuatro estudios en total). De estos, tres están dedicados al Persiles. Especialmente interesante me ha resultado el trabajo de Santiago Fernández Mosquera, quien revindica una lectura de la obra en clave literaria frente a los estudios, tan numerosos, que quieren ver en esta una composición de carácter doctrinal, religioso. El académico gallego llega a la conclusión de que «lo que en principio se presentan como virtudes inherentes al género del que procede la narración se convierten en vicios literarios y, siendo vicios, Cervantes los ataja con su mejor antídoto: su inteligente ironía» (p. 296). Notable es también el trabajo de Isabel Lozano-Renieblas, excelente cervantista, que analiza el episodio de los falsos cautivos (Persiles, III, 10) donde «la máscara cómica deja entrever una lección de “injusticia social” al tiempo que denuncia la amarga cara de la pobreza y la cruda realidad a la que habían de enfrentarse los cautivos a su regreso del cautiverio» (p. 434). Por su parte, Juan Diego Vila se acerca a la obra testamentaria cervantina como un modelo del estilo de senectud del inmortal autor. Finalmente, Agustín Redondo fija su atención en dos episodios donde una mujer cae desde una torre (Quijote, I, 16; y Persiles, III, 14) y rastrea los ecos de diferentes tradiciones grecolatinas, bíblicas y folklóricas en los mismos.

Son dos los trabajos que exploran la recepción e influencia de las composiciones gongorinas en las colonias y cómo en estas el modelo del Viejo Mundo se contrabalanceó con el patrimonio autóctono. Mercedes Blanco se centra en el ámbito de Nueva España, mientras que Miguel Martínez se circunscribe a la Capitanía General de Filipinas. Por su parte, el estudio firmado por Melchora Romanos estudia la pervivencia de Séneca en las anotaciones que Pedro Díaz de Rivas hizo a los poemas mayores del poeta cordobés.

El resto de los artículos resultan difíciles de aglutinar. Encontramos estudios que abordan todo tipo de cuestiones sobre obras y autores áureos, su lectura, su transmisión, interpretación y recepción. Los hay dedicados a composiciones poéticas concretas (por ejemplo, Aurora Egido se centra en el soneto XIV Garcilaso mientras que Juan Montero Delgado saca a la luz un soneto hasta ahora desconocido de Pedro Espinosa). Otros tienen un enfoque más amplio. Dentro de estos me parecen especialmente meritorios el estudio de Flavia Gherardi y Pedro Cátedra sobre la influencia del Discorso in difesa della poesía de Gian Ambrogio Biffi en la poesía italiana y española; y el de Donald Cruickshank, quien busca puntos de contacto entre El lindo don Diego de Moreto y la comedia calderoniana Guárdate del agua mansa.

Cuatro capítulos abordan autores modernos. Alison Maginn estudia a Rubén Darío; Nuria Morgado rastrea la pervivencia de temas barrocos en el pensamiento literario de Antonio Machado; Almundena Vidorreta ve en santa Teresa de Jesús una precursora de las escritoras Gabriela Mistral y Alfonsina Storni; y José María Pozuelo Yvancos con un acercamiento interdisciplinario, estudia la influencia de la cinematografía en la escritura de Javier Cercas.

Dejamos de mencionar algunos estudios firmados por investigadores de calibre: son los de Javier Blasco, Susan Byrne, Manuel Ángel Candelas, Antonio Carreño, María D’Agostino, Trevor J. Dadson, Ottavia Di Camillo, Hilaire Kallendorf, José Enrique Laplana, Begoña López Bueno, Sagrario López Poza, José Martínez Millán, Clayton McCarl, Manuel Rivero Rodríguez y Luis Sánchez Laílla. No es por falta de méritos o de calidad, sino por cuestiones de espacio y necesidad de concisión. Además, consideramos suficientemente probado que el volumen que tenemos entre manos es un buen reflejo de lo que fue la labor investigadora de la erudita Lía Schwartz: es variado tanto en su enfoque como en los temas, nada que tenga que ver con la literatura áurea le es extraño, extendiendo su alcance más allá de los límites de este periodo. Vemos, sin embargo, unas líneas de investigación sólidas que, como no podía ser de otra manera, se corresponden con las que fueron centrales en los estudios de la investigadora a la que se homenajea: Quevedo, Cervantes, Góngora, la relación entre los autores grecolatinos con los escritores españoles áureos, etc. Esta rara colección de trabajos de gran calidad firmados por investigadores serios y reputados filólogos es el perfecto homenaje a una erudita cuyo reciente fallecimiento deja un vacío difícil de llenar.

Iñaki Pérez-Ibáñez

University of Rhode Island
ignacioperez@uri.edu