Alonso de Castillo Solórzano (2023).
Tiempo de regocijo y carnestolendas de Madrid.
Edición, introducción y notas de Rafael Bonilla Cerezo y Matteo Mancinelli.
Madrid: Editorial Sial Pigmalión, 382 pp.
[ISBN-13:978-84-18888-60-1].
La colección Prosa Barroca, dirigida por el profesor Rafael Bonilla Cerezo en la editorial Sial Pigmalión, acostumbra a ofrecer al especialista y lector interesado ediciones críticas rigurosas de obras que permiten profundizar en el conocimiento de la novela cortesana, pastoril, caballeresca, picaresca, bizantina y morisca. Ello ocurre con la edición de Tiempo de regocijo y carnestolendas de Madrid, recientemente aparecida, que junto con otras como la de Fiestas del jardín o Jornadas alegres recupera, revisa y actualiza el conocimiento de la obra de Alonso de Castillo Solórzano. Estamos, en efecto, ante una figura literaria del Barroco todavía poco conocida y merecedora de una mejor restitución. A esa oportunidad se entregan Rafael Bonilla y Matteo Mancinelli en esta edición que presenta, contextualiza y analiza de manera ejemplar la obra referida. El estudio que realizan se desarrolla de lo general a lo particular y trata ampliamente los aspectos más significativos para la comprensión de la misma, donde se aprecia no solo el dato erudito sino también la reconstrucción del contexto de producción que la explica a partir de la hábil conexión de elementos muy variados, hecho solo posible a partir del conocimiento extenso de la materia tratada. Así se ocupan de la biografía de Solórzano, de las circunstancias en que se produce y publica su obra narrativa y del análisis de Tiempo de regocijo; ofrecen, además, una amplia y moderna bibliografía de fuentes primarias y secundarias que posibilitan la profundización en el conocimiento del autor, su obra y la novela del periodo literario al que pertenece.
Exponen, en primer lugar, una completa y extensa biografía de Castillo Solór-zano, donde abundan en aspectos relevantes para su escritura, como los apuros económicos, el interés por permanecer y medrar en la corte o el servicio a varios nobles. No cabe duda de que sus mecenas desempeñaron un papel notable en su desarrollo como creador, circunstancia que se muestra con el proceso de redacción y publicación de sus obras. Castillo fue, en todo caso, un prolífico y polifacético escritor barroco que cultivó todos los géneros. Sabedores de todo ello, los editores han hecho un buen acercamiento a esta figura, que destaca sobre todo como novelador. Después acuden al estudio de Tiempo de regocijo realizando, primero, una reconstrucción del contexto en el que se escribe la obra y, luego, su análisis a partir de su estructura. Así, el momento en que esta se escribe es la «década prodigiosa» de la novela corta española (1620-1630), cuando el calificativo «ejemplar» va cediendo el paso al delectare como resultado de la progresiva importancia que cobra el consumo y el entretenimiento en la época barroca. Se presenta entonces al maestresala de Tordesillas en relación con escritores e impresores de su tiempo, su reconocimiento progresivo como narrador o la situación en la que se publica su obra, y se expone una nutrida red de conexiones entre novelas del periodo que explican mejor las de Castillo y las muestran con «más miga de lo que parece». Es, sin duda, una forma acertada de acercarnos con amplitud y profundidad a la obra que reseñamos. Esclarecen los editores, por otra parte, el título y señalan el significado que tiene la fiesta y el entremés para entender la estructura que presenta. Incluyen una oportuna anotación que clarifica tanto los textos como la introducción crítica.
Bonilla y Mancinelli siguen en su análisis la estructura de Tiempo de regocijo y se ocupan por orden de aparición en ella de las distintas obras que la componen. Atienden efectivamente a un desarrollo narrativo organizado en tres fiestas, donde se dan los diversos géneros literarios y aparecen tres novelas y un entremés. Con exquisita e inigualable erudición exponen el argumento de las novelas, las relacionan con otras obras, aclaran con numerosas noticias las circunstancias de su escritura, su suerte editorial y su influencia en tradiciones y obras posteriores; o hacen una valoración de los temas y los personajes. Muestran de esta forma una enorme habilidad para tratar materiales literarios diversos y rastrear los motivos y elementos argumentales utilizados, señalando en cada caso similitudes, diferencias y originalidades. Apuntan con ello desde luego no solo a clichés compositivos propios de la narrativa barroca sino también a la aportación singular del tordesillano. Revelan, en todo caso, numerosas informaciones y datos de época que facilitan su interpretación. En el análisis, por lo demás, se detienen en el significado que tiene la analepsis, recurso habitual en la novela de Castillo que consiste en establecer retrospecciones para compartir con el lector los antecedentes de los protagonistas y potenciar aspectos fundamentales para el desarrollo de los temas. Llaman la atención sobre la fuerte relación que tienen estas obras con el teatro barroco, donde la narración sigue las partes clásicas de la comedia lopista, que se dividía en planteamiento, nudo y desenlace, y donde los personajes repiten a menudo las dramatis personae al carecer de caracterización psicológica y ser descritos sobre todo a través de sus acciones. Destacan también la existencia con frecuencia de un fuerte elemento costumbrista y realista, la recurrencia a la elipsis, al humor o al puro chiste; y la presencia del fenómeno de la intratextualidad a partir de la cual comparan motivos, temas y construcción de la acción en las tres novelas. Este estudio confirma, en fin, a Solórzano como un narrador ludens, en el que la jocosidad y la comercialización son características esenciales, puesto al servicio de un público cortesano mediante una nómina extensa de elementos tópicos que combina para componer de forma diferenciada sus historias.
Se preocupan en todo caso estos estudiosos de ofrecer siquiera unas pinceladas básicas definitorias de la lengua y el estilo que aparece en Tiempos de regocijo. Así, coincidiendo con la opinión crítica expuesta al respecto a propósito de la edición de otras obras suyas, lo definen como sobrio y sencillo; llano, que rehúye de ambigüedades y rechaza la filigrana sintáctica, lo que se traduce a veces en una fuerte presencia de adjetivos y la utilización de repeticiones, enumeraciones y ditologías. Este afán de claridad no evita que su escritura se vea afectada por el ornato propio del conceptismo, como demuestra la presencia de la elipsis, las paranomasias y otros recursos gongorinos. Detallan de forma minuciosa, con una sencilla explicación, los principales fenómenos morfosintácticos que constituyen los rasgos lingüísticos más notorios del estilo en que están compuestas las obras de Castillo Solórzano.
Para la elaboración de la edición crítica han sido considerados, además de la prínceps (1627) y la moderna de Cotarelo y Mori (1907), los testimonios existentes de La quinta de Diana y el entremés El casamentero. Se elabora así la transmisión textual completa de Tiempo de regocijo y carnestolendas de Madrid. Describen entonces los diversos testimonios de la citada novela y establecen su tradición textual; exponen los criterios de edición adoptados, que ofrecen un texto riguroso y accesible a su vez al lector de hoy; e incluyen un aparato crítico donde quedan recogidos los errores y variantes existentes. Todo ello refleja el esmero puesto en la recuperación de la obra.
Estamos, por tanto, ante una cuidada edición que contribuye de manera notable al mejor conocimiento de la producción narrativa de Castillo Solórzano y, al mismo tiempo, de las letras hispánicas del período áureo. Saca del olvido una obra de cierto valor literario y arroja luz sobre el mérito de su autor dentro del barroco español. Por el rigor y la exhaustividad con los que se ha elaborado debemos también sin duda celebrar la aparición de este libro.
José Roso Díaz
Universidad de Extremadura
jroso@unex.es