Suele sentirse un vértigo intenso, un crepitar hondo, como un fuego que arde —pero no consume— en lo más profundo de uno mismo, al acercarse el momento en que se cierra el número de una revista como la que, amable lector, tiene ahora entre sus manos y ante sus ojos. A lo largo de estos últimos siete años, dedicamos no solo el curso universitario, sino muy especialmente los meses estivales —más dados a disfrutar de la luminosidad intensa de esos días y sus noches— al trabajo minucioso de ir revisando texto a texto, palabra a palabra. Un número que evoca tanto el esfuerzo como la perfección, que encuentra un reflejo simbólico en el trabajo editorial tan meticuloso, para que cada artículo, revisión y corrección hayan sido realizados con el rigor de una responsabilidad que, como el siete, busca alcanzar un orden equilibrado entre la excelencia académica y la calidad y calidez humanas.
En estos años hemos intentado enhebrar un hilo que engarce la cultura del Siglo de Oro con una concepción mágica y mística que trascienda esa época para conectarla con el momento actual. Evocan los siete días de la creación, las siete esferas del universo, los siete planetas primigenios, las siete virtudes cardinales y
teologales, ejemplos de cómo este número representa la totalidad, el equilibrio
y la perfección a la que ilusamente aspiramos. Desde la limitación de sabernos mejorables y humanos, vamos adaptando Edad de Oro a las demandas de un mundo en continuo cambio. Por ello, este volumen cuenta con un monográfico coordinado por José Enrique López Martínez, que consta de seis artículos sobre la «Vida y obra de Juan Ruiz de Alarcón en la Villa de Madrid», junto con una miscelánea de dieciséis investigaciones de temática variada, dando un total de veintidós estudios en torno al Siglo de Oro.
A lo largo de estas páginas, el discreto lector encontrará un recorrido profundo y detallado por la obra de Alarcón, desde la incorporación de nuevas comedias a su repertorio hasta el análisis de manuscritos y la propuesta de nuevas dataciones. Cada artículo refleja la disciplina de los especialistas que han participado en él, ofreciendo una visión renovada y enriquecedora del teatro del Siglo de Oro. Como un tapiz finamente tejido, los estudios se entrelazan: Germán Vega desvela la cara oculta del repertorio alarconiano, proponiendo que tanto El vencido vencedor como La lealtad en la traición sean admitidas como obras de este autor. Y esto lo razona a partir de un detallado análisis de estilometría léxica junto con una rigurosa investigación filológica.
Por su parte, Blanca Santos de la Morena analiza dos testimonios manuscritos de la obra El semejante a sí mismo, atribuyéndolos a Manuel Casal y Aguado y Alberto Lista, respectivamente. Este hallazgo abre nuevas vías para comprender mejor la labor de estos autores como transmisores del teatro del Siglo de Oro. A su vez, Ilaria Resta nos indica una nueva fecha en la composición de La manganilla de Melilla. En su argumentación incluye datos textuales, documentales, métricos y estilométricos, proporcionando una nueva cronología para esta pieza y desafiando las hipótesis previas existentes sobre este tema.
Con respecto al gracioso, ese bufón sabio encuentra en Jesús Gómez un cronista que desentraña su evolución desde Lope hasta Alarcón. Analiza las variantes significativas que este dramaturgo introduce en la comicidad, tomando como ejemplos a Beltrán en Las paredes oyen y a Tristán en La verdad sospechosa. Por otra parte, Julián González-Barrera nos sumerge en los misterios de la magia, desvelando la ortodoxia oculta tras los hechizos alarconianos. Argumenta que, lejos de ser una señal de divergencia religiosa y política, su postura sobre la magia es escrupulosa y normativa. Y Salomé Vuelta García cierra este monográfico examinando cómo el Duque de Rivas se inspiró en la obra de este autor para componer su propia pieza en 1841, adaptándola a su universo teatral romántico.
Pero este volumen, el XLIII de Edad de Oro, no se detiene en las fronteras de Alarcón, sino que va transitando hacia otras orografías del Siglo de Oro. La segunda sección miscelánea está compuesta por dieciséis artículos de temática varia. Pedro Ruiz Pérez la inicia con una reflexión crítica, profunda y determinante sobre el concepto mismo de «Siglo de Oro», cuestionando su pertinencia y analizando su génesis y asentamiento en el contexto del liberalismo burgués, la construcción del imaginario nacional y el romanticismo. A su vez, Francisco Javier Escobar Borrego examina la tradición garcilasiana y los ecos musicales en la poesía de Pedro Laínez, con énfasis en las influencias de Montemayor, Garcilaso y fray Luis de León. Su estudio se sitúa en la intersección del discurso literario y musical, incluyendo referencias a las Obras de música para tecla, arpa y vihuela de Antonio de Cabezón.
Discurriendo por aguas más movedizas, Mercedes Serna Arnaiz analiza la dimensión política del Libro de los infortunios y naufragios de Gonzalo Fernández de Oviedo, destacando cómo el autor combina providencialismo, maravilla y anécdota histórica en sus relatos de naufragios. Por su parte, Santiago Vicente Llavata ofrece un estudio de la glosa de 1541 a los Refranes que dizen las viejas tras el fuego, la examina dentro de la tipología de formulaciones pseudoparemiológicas y como un repertorio histórico-fraseológico en sí mismo. Pablo Torres París nos invita a descender a un plano comparativo que explora los ecos de la catábasis virgiliana en la novela bizantina temprana, analizando su funcionalidad y adaptación en obras desde el Clareo hasta el Persiles.
María Fernández Ríos indaga sobre la utilización del latín y la lengua vernácular en el Lyra heroyca (1581) de Francisco Núñez de Oria, demostrando cómo el autor se inspira no solo en el Orlando furioso de Ariosto, sino también en el ciclo caballeresco hispano de Renaldos de Montalbán. Siguiendo con este maridaje entre la filología clásica y la hispánica, María Asunción Sánchez Manzano estudia el tópico De medicina contempta en diálogos humanistas, analizando la recepción del desprecio de la medicina de Plinio en el ambiente universitario castellano. Partiendo de un enfoque historiográfico, Miriam Rodríguez Contreras nos regala una perspectiva prometedora sobre los roles de las mujeres en los tercios españoles durante los siglos xvi y xvii, desde reinas hasta plebeyas, desafiando
las visiones tradicionales del ejército como un espacio exclusivamente masculino.
El viaje continúa serpenteando entre palimpsestos y autógrafos, mecenas conversos y misceláneas novohispanas. De la mano de Manuel Andrés Seoane Rodríguez examinamos la sabiduría de los griegos en la segunda parte de la Monarquía mística de Lorenzo de Zamora, analizando cómo el autor elabora un mosaico de citas y referencias de los siete sabios y filósofos griegos. El buen hacer de Diego Medina Poveda nos proporciona apuntes para una bibliografía sobre fray Simón de Castelblanco, un escritor barroco olvidado por la historiografía literaria, ofreciendo una semblanza biobibliográfica del fraile agustino.
A través del doctísimo magisterio de Rafael Bonilla Cerezo conocemos los palimpsestos del Tiempo de regocijo y carnestolendas de Madrid de Alonso de Castillo Solórzano. Los analiza en el marco del Honesto y entretenido sarao de María de Zayas, explorando las influencias que reciben de Boccaccio, Straparola y Lope de Vega. A su vez, Sergio Rodríguez Nicolás estudia el autógrafo de Francisco de Rojas Zorrilla de la segunda jornada de La más hidalga hermosura, aportando nuevos enfoques sobre el proceso de escritura, autocorrección y adaptación escénica de las comedias en el siglo xvii. Al mismo tiempo que María Rosa Álvarez Sellers nos revela la historia oculta que se haya tras la dedicatoria de El enano de las musas de Álvaro Cubillo de Aragón a Sebastián López Hierro de Castro, un mecenas converso portugués, a través del que explora las estrategias culturales utilizadas para esquivar las sospechas de criptojudaísmo.
El último bloque de esta sección miscelánea lo encabeza Guillermo Molina Morales, quien nos propone un análisis literario de El corregidor sagaz (1656) de Bartolomé de Góngora. Defiende su carácter de obra heterogénea y examina la presencia de formas simples en su estructura. Por su parte, Jorge Ferreira Barrocal revisa un pasaje problemático de La carta de las calidades de un casamiento de Quevedo, analizando las variantes textuales para exponernos una nueva interpretación. Y finalmente, Emmanuel Marigno examina la recepción de Quevedo desde la pintura del siglo xix español, centrándose en la Intriga contra Francisco de Quevedo y Villegas en los jardines del palacio del Buen Retiro (1876) de Antonio Pérez Rubio. Explora las modalidades de una recepción transecular y transmedial.
Este volumen XLII concluye con dieciséis reseñas críticas, fundamentales en los estudios sobre nuestro ámbito, ya que permiten mantener a la comunidad académica al tanto de las investigaciones y ediciones más recientes. Gracias a ellas, los especialistas pueden conocer nuevos enfoques y avances en el estudio de autores y obras clave del periodo, al tiempo que fomentan un diálogo académico constructivo, sobre la picaresca, Quevedo, Gracián, Góngora y Teresa de Jesús; sin olvidar las ediciones recientes de Fernán González de Eslava, Lope de Vega y Castillo de Solórzano, todo ello aderezado por el más auténtico «furor satánico». En definitiva, este volumen, en su conjunto, representa una contribución significativa a los estudios del Siglo de Oro, obsequiándonos con nuevas perspectivas y
abriendo caminos para futuras investigaciones en el rico campo de la literatura
y cultura hispánicas.
Esperamos y así lo deseamos que este número edadorino no provoque, sufrido lector, turbaciones como las ocasionadas por la apertura de los siete sellos apocalípticos, las siete trompetas angélicas o las siete copas sentenciarias, desencadenando las siete plagas, los siete truenos, arrastrándote hacia los siete pecados capitales, hasta vislumbrar el cordero con siete cuernos y siete ojos, al tiempo que hayas soñado con un dragón de siete cabezas devorándote en su lectura. Lejos de ello está nuestra intención. Por lo que te invitamos a sumergirte en estas páginas con la misma curiosidad y asombro con que los autores áureos contemplaban su mundo, para descubrir en cada estudio las siete maravillas que pueblan tu universo. Cerremos con Quevedo y su deseo de que «Dios te guarde de mal libro, de alguaciles, y de mujer rubia, pedigüeña y carirredonda». Vale.
María Jesús Zamora Calvo
Universidad Autónoma de Madrid
mariajesus.zamora@uam.es
Edad de Oro, XLIII (2024), pp. 17-20, ISSN: 0212-0429 - ISSNe: 2605-3314