EL MARIDAJE ENTRE LATÍN Y VERNÁCULO EN EL QUINIENTOS: LA IMPRONTA DEL CICLO HISPANO DE RENALDOS DE MONTALBÁN EN LA LYRA HEROYCA (1581) DE FRANCISCO NÚÑEZ DE ORIA
María Fernández Ríos
Universidad de Jaén
mfrios@ujaen.es
1. Introducción
De entre el amplio corpus de libros de caballerías que circularon en el siglo xvi en España y que contaron con notable aceptación del público contemporáneo1, nos centraremos, para este trabajo, en el primero de los tres ciclos sobre la matière de France2 de nuestro país: el ciclo de Renaldos de Montalbán3.
Este ciclo se inaugura con la publicación, entre 1511 y 15234, de los dos primeros libros de Renaldos de Montalban por Luis Domínguez —autor del que no se conocen más datos— en las prensas de Juan de Villaquirán (Toledo), que, lejos de partir del cantar de gesta francés Renaut de Montauban o Les quatre fils d’Aymon5, difundido en el siglo xii, se trata de una adaptación del poema anónimo italiano L’ innamoramento di Carlo Magno (c. 1481)6. Esta obra inaugura un ciclo literario que se completará con la publicación de La Trapesonda en 15137, reescritura hispana de la Trabisonda hystoriata de Francesco Tromba (1483), y del Baldo (1542), protagonizado por el bisnieto de Reinaldos, que es, a su vez, una versión castellana del Baldus (1517-1521) de Teófilo Folengo8.
En el presente artículo analizamos la impronta de este ciclo hispano en el primer canto del poema Lyra heroyca (1581) de Francisco Núñez de Oria9. Esta epopeya neolatina descuella dentro del corpus de «poemas ariostescos»10 hispanos porque está compuesta en lengua latina y sobre el molde clásico del hexámetro dactílico11. En cuanto al contenido del poema, a imagen del Orlando furioso, los ocho primeros cantos narran las aventuras de Reinaldos de Montalbán y Roldán en pos de la bella Angélica, mientras que los seis últimos cantos relatan el asedio a la corte de Carlomagno por las tropas del rey sarraceno Agramante. El humanista instrumentaliza esta archiconocida materia caballeresca como evocación y exaltación de las gestas contemporáneas de Carlos V y Felipe II, siendo este último el dedicatario del poema.
Así pues, la Lyra heroyca bebe ampliamente, por un lado, del modelo épico clásico de Virgilio, a cuyo esquema formal y político-genealógico se somete, a fortiori a raíz del uso de la lengua latina12. Por otro lado, la obra es una suerte de derivación latina del Orlando furioso (1516), que es el modelo vernáculo principal13. No obstante, como demostraremos a continuación, del texto neolatino subyace, en menor medida que el Orlando furioso, la materia del ciclo hispano de Renaldos de Montalbán, especialmente de los dos primeros libros14.
2. La impronta del ciclo de Renaldos de Montalbán en la Lyra heroyca (1581)
El paladín Reinaldos de Montalbán15 tuvo una gran presencia en el panorama literario hispano desde la Edad Media16 y esta predilección continuó durante el Renacimiento, de suerte que incluso protagonizó su propio ciclo literario17. La acción de estas novelas de caballerías gravita en torno a la envidia de Galalón de Maganza, modelo del vil traidor, frente a Reinaldos, dechado del caballero devoto y leal, ante la mirada impasible de un anciano Carlomagno, carente ya de toda autoridad. El paladín ha de demostrar su maña frente a las reiteradas asechanzas del felón, empecinado en alejar de la corte a su rival urdiendo toda suerte de trampas. De esta guisa, la trama se enriquece y la enemistad contemporánea entre cristianos y sarracenos pierde protagonismo en favor de las intrigas cortesanas.
Como demostraremos a lo largo de estas páginas, las alusiones a la materia de Renaldos de Montalbán se concentran al principio del poema, pues, a partir de este punto, Núñez de Oria sigue linealmente el relato del Orlando furioso, seleccionando de ambos modelos los elementos que mejor encajan para trazar su ficción propagandística y laudatoria.
Concretamente, en el primer canto se cuenta cómo Galalón de Maganza, víctima de una irrefrenable envidia y aconsejado por su pariente Boveo, insta dolosamente a Carlomagno para que este mande a Reinaldos de Montalbán a buscar al aguerrido Roldán, so pretexto de que necesitarían a este paladín de forma inminente. El felón pretendía alejar así a los dos principales paladines carolingios y enemistar al emperador con su vasallo, culpando falsamente de traición a Reinaldos. El ingenuo emperador obedece a su malvado consejero y Reinaldos abandona la corte a instancias de este. Poco después de su partida, Reinaldos llega al palacio del mago Atlante —personaje ariostesco— y, una vez en su interior, se precipita a un misterioso lugar, donde el nigromante le advierte del engaño que Galalón había tramado, al tiempo que le revela su halagüeño futuro como gobernador de Trebisonda.
Teniendo en cuenta que, a imagen del cantar ariostesco, los cantos de la Lyra heroyca no se corresponden con los cambios de escena y a menudo se ven interrumpidos por otros excursus secundarios, dividimos el análisis del primer canto en cinco bloques temáticos en los que se aprecia la impronta del ciclo de Renaldos de Montalbán: la inuocatio ad Musam, el engaño de Galalón de Maganza, el consejo de Boveo, la partida de Reinaldos de Montalbán y el vaticinio del mago Atlante.
2.1. La invocatio ad Musam de la Lyra heroyca
La inuocatio ad Musam (Lyr. I, 12-21) de la Lyra heroyca, de ineludible raigambre grecolatina18, plantea, como punto de partida de la acción, una nueva venganza de Galalón de Maganza, a través de una contienda entre cristianos y sarracenos, que enlaza a su vez con el conflicto contemporáneo entre los imperios español y otomano:
Tu mihi diuersos bellorum pandere casus,
Optima diua, potes, si qui haec gessere quirites
Sponte tuo obsequio se subiecere, tyrannos
Pugnando aduersus Libicos Turcasque superbos. 15
Tu potes una odium, alternas ostendereque iras
Montis in Albani dominum, qui Marte parabat,
Vt tibi pareret, Turcarum perdere gentes.
Hunc multos uicisse duces et proelia forti
Inuictaque manu, atque omnem sonuisse per orbem 20
Famam eius, regemque illi sua credere regna.
Tú puedes exponerme los diversos motivos bélicos, diosa suprema, pues los caballeros que realizaron estas empresas se sometieron voluntariamente a tu obediencia, luchando contra poderosos reyes libios y turcos. Tú puedes mostrarme, además, la ojeriza y las sucesivas querellas contra el señor de Montalbán, quien, por mor de obedecerte, preparaba acabar con los pueblos turcos mediante la guerra. Y me podrás mostrar cómo este venció a muchos generales con valiente e invicta tropa, haciendo sonar sus victorias y su fama por todo el orbe, y cómo el rey le confía sus reinos19.
Estos versos preliminares relacionan directamente el comienzo de la trama del poema épico, amén de con la materia ariostesca, con la trama del ciclo castellano de Renaldos de Montalbán, cuyo núcleo fundamental se vertebra en torno a las intrigas de Galalón de Maganza contra Reinaldos y cómo este trata de sobreponerse a su rival mediante su astucia (Gómez Redondo, 2012: 1897). Así pues, Núñez de Oria da por sentado que el docto lector al que dirige esta epopeya latina conoce la materia vernácula de la que parte20.
2.2. El engaño de Galalón de Maganza
A continuación, una vez que Núñez de Oria ha enmarcado el poema en este contexto caballeresco, el propio felón interviene por primera vez, resentido por el creciente poder de Reinaldos de Montalbán en la corte carolingia. Este rememora el asesinato de miembros del clan de Maganza como Pinabelo de Altarriba21, alimentando así su sed de venganza. Sacudido por un «torbellino de ira»22 contra el paladín, trama, pues, una nueva maquinación para sojuzgar a su odiado enemigo (Lyr. I, 22-31):
Haec secum Galaon cum uolueret omnia mente
Et Pinabellum immatura aetate peremptum
Fluctuat hinc atque hinc quid omittere debeat, anceps,
Aut agere in tantum quem iam sibi fecerit hostem. 25
Puluerulentus uti palearum cum inter aceruos
Turbo furit, rursus nunc hos, nunc corripit illos,
Haud aliter Galaon animum contra undique uersat
Ammonis natum, Illyriae tum sceptra gerentem
Pro Salio, regni haeredem, qui liquerat illum, 30
Italiae moriens, Carlo firmante tyranno.
Mientras Galalón reflexionaba sobre todo esto y sobre que Pinabelo había muerto demasiado joven, indeciso, se debate sobre qué debe evitar o hacer contra un enemigo que ya se había hecho tan grande. Como cuando un torbellino se enfurece entre montones de paja, levantando una nube de polvo, y alcanza ora a estos, ora a aquellos, no de otra forma, Galalón dirige su ánimo por doquier contra el hijo de Amón, el portador entonces del cetro de Lira en lugar de Salión, quien, al morir en Italia, lo había nombrado heredero del reino con la aquiescencia del rey Carlos.
Los versos del 26 al 31 exponen, pues, un nuevo motivo que justifica el encono del magancés: Reinaldos había heredado recientemente el reino de Lira de Salión, su anterior gobernador23. Este suceso se cuenta en el primer libro de Renaldos de Montalbán de Luis Domínguez (1523). Según este, Salión fue destituido a la fuerza del trono de Lira por su tío Catamulier o Gatamulier24, quien comenzó a gobernar tiránicamente en esta ciudad (Ren. I, cap. XVIII, f. 37v):
Salion començo a contar a don Renaldos todos sus hechos, diziendole como vn tutor suyo, que agora era rey de Lira, el qual era su tio, le hauia desposseydo de sus tierras, las quales el desseaua mucho cobrar. Y mas le conto las condiciones del: como eran muy malas & como tenia por fuerça el reyno sin contentamiento de muchos caualleros & como el reyno le pertenecia a el de derecho (Domínguez, 2001: 129)25.
Cuando Reinaldos se entera de esta injusticia, decide intervenir en defensa de Salión. El paladín mata al tirano y restituye a Salión en el trono de Lira, motivo por el cual Salión «& quantos enel reyno hauia» fueron bautizados (Ren. I, cap. XIX, f. 39r). En agradecimiento por la protección de su reino en esta y otras ocasiones, Salión decide nombrar a Reinaldos heredero de Lira antes de morir envenenado en Roma, a donde había viajado para defender a la cristiandad de los sarracenos (Ren. II, caps. I y II, ff. 121v-125r):
Aquel quel mal obrar tenia por oficio y estaua enel enuegecido, teniendo siempre alos buenos embidia & mortal odio, no podiendo su insaciable coraçon hartar, vinole vn dia enla mente por mejor enojar & offender a don Renaldos & su linaje, de yr a tomar por fuerça o por engaño el reyno de Lira, el qual el rey Salion dexara a don Renaldos (Domínguez, 2001: 299).
Galalón deseaba recuperar este territorio para el clan de Maganza y se lo exigía a Carlomagno como recompensa por sus servicios. Carlos no podía ni quería quitárselo al paladín, por lo que Galalón emprendió por su cuenta el ataque contra Lira, aliándose con Libanoro, al que había prometido que entregaría, a cambio de su apoyo, el señorío de París (Ren. II, caps. I y II, ff. 121v-125r). Antes de recurrir a Libanoro, Galalón, indeciso, pide consejo a un pariente suyo llamado Bovo de la Barba (Ren. II, cap. I, f. 122r):
Señores & amados parientes & leales vassallos, sabed por cierto que yo quiero conquistar el reyno de Lira & de aquel me quiero coronar & llamarme señor, por que os ruego mucho a cada vno que conel mayor poder de gente me venga ayudar para ganar este reyno. & leuantandose en pie vn muy cercano pariente suyo que era su primo, hijos de dos hermanos, hombre de muy gran seso & discrecion llamado por nombre Bouo dela Barua (Domínguez, 2001: 300).
Este personaje también interviene en la Lyra heroyca en una situación similar, bajo el nombre de Voueus. Si bien en el texto latino solo especifica que este Boveo —así lo denominaremos en adelante— era un familiar de Galalón, sin embargo, a partir del ciclo de Renaldos de Montalbán, el lector puede identificar que se trata del mismo Boveo de la Barba, hijo de Doon de Maganza (Moisan, 1986: 179) y padre del mago Malgesí y de Viviano (Domínguez, 2001: 62), en lugar de otro Boveo del ciclo carolingio, Boveo de Agrismonte (Lyr. I, 32-43):
Has inter curas uarius sibi prole propinquum
Compellat Voueum, fidum, pariterque potentem
Consilio: «Iam cernis ―ait― carissime frater,
Quantus apud Carlum nunc sit Rinaldus, in oris 35
Regnando Illyriae, iuxta sua moenia caeso
Praeside supremo, nostra de stirpe creato.
Quem de sacrilegis manibus uix nuper ab illo
Eripuere pares, simul et iacet inclytus ille
Filius Anselmi. Maguntum tanta tuorum 40
Funera fle misere, fle tanta cadauera campis
Condita Pontieri, quare nec legibus obstat
Insidiis hostes in atroces omnibus uti».
Confuso entre estas cuitas hace llamar a Boveo, un pariente próximo y persona de consejo confiable y valioso: «Ya ves ―dice― queridísimo hermano, en cuánta estima tiene ahora Carlos a Reinaldos, que reina en las tierras de Lira, después de que el protector supremo, vástago de nuestra estirpe, cayera junto a sus murallas. Los pares le arrebataron este reino hace apenas nada con sacrílegas manos y yace también el ilustre hijo de Anselmo. Llora tristemente tantas muertes de tus maguntinos, llora tantos cadáveres sepultados en los campos de Pontiero, por lo que no hay ley que impida emplear todo tipo de asechanzas contra los crueles enemigos».
Como en la novela vernácula Renaldos de Montalbán, en la Lyra heroyca, Galalón expone a Boveo de la Barba su preocupación ante el creciente poder de los pares de Carlomagno y, especialmente, de Reinaldos de Montalbán, buscando el consejo de su allegado. En aras de una mayor contextualización, el humanista añade, además, dos ejemplos concretos como son, por un lado, el asesinato de Pinabelo de Maganza, aliado de su clan26, y, por otro lado, la pugna por el reino de Lira, hecho que remite nuevamente al ciclo hispano de Renaldos de Montalbán.
La primera escena del poema neolatino presenta a un Reinaldos de Montalbán engañador —según lo muestra el ciclo hispano de Renaldos de Montalbán— por boca de Galalón de Maganza. Antes de la intervención de Boveo, el felón manifiesta abiertamente su deseo de vengar las injusticias de su rival en la corte, entre las que añade una más: el secuestro de Lisandra, la hija de Trafiomero (Lyr. I, 44-51):
Hunc quacunque uia regno priuemus iniqua
Et uita imponamus eum prius attamen hostem 45
Nunc sibi iocundo regi gentesque citemus
Confines nobis toruas ob furta puellae
Lysandrae Trafiomeridis. Sententia qualis
Sit tua deposco contra hoc immane piaclum,
An Carlum prius, an Lybicos prius ire tyrannos 50
Conueniat, quibus autue modis moueamus utrosque.
Privémosle como sea del reino y de su vida de injusticia, pero antes, enemistémoslo de su ahora complaciente rey y provoquemos a nuestros amenazantes pueblos vecinos con motivo del secuestro de la joven Lisandra, hija de Trafiomero. Te pregunto, pues, cuál es tu opinión para vengarnos de este monstruoso crimen, si convendría ir antes a Carlos o a los reyes libios, y de qué manera podríamos incitar a unos y otros.
Lisandra es la forma apocopada de Belisandra o Balisandra, hermosa princesa tracia de la tradición caballeresca raptada por Reinaldos por orden de Carlos, como señala una nota marginal al texto latino, junto con parte del tesoro tracio: Lisandra, filia regis Trafiomeri, quam cum multo auro dicitur rapuisse Rinaldus tradidisseque Carolo, qui eam deperibat («Lisandra, hija del rey Trafiomero, a la que se cuenta que Reinaldos raptó junto con un gran botín de oro para entregársela a Carlos, que la amaba perdidamente»).
Este hecho remite a un episodio del libro primero de Renaldos de Montalbán, capítulos III-V. En estas líneas se cuenta que Carlomagno se enamoró de oídas de esta bella princesa oriental y que confió su rapto a sus paladines principales, Roldán y Reinaldos. Estos, disfrazados de mercaderes, se dispusieron, alentados además por los lujosos tesoros tracios, a cometer la fechoría: Roldán robó gran parte del botín mientras Reinaldos mataba a Trafiomero y se apoderaba de Balisandra. Sin embargo, puesto que intuía que su primo no le iba a entregar la parte que le prometió del botín, «quatro cargas de oro», Reinaldos la secuestró y la encerró en Montalbán (Ren. I, caps. III-V, ff. 10v-13v):
Y diziendo esto, dexa la lança que lleuaua y echase el escudo alas espaldas y alçosse la visera del yelmo. & llegosse a Balisandra y abraçandola fuertemente, la puso delante si enla silla del cauallo & bate las piernas. La bella Balisandra, que assi se vido tomar, començo a dar grandes gritos. Don Roldan, que vn poco yua delantero, boluio la cabeça alos gritos y vido como Renaldos se lleuaua a Balisandra, el qual yua tan furiosamente corriendo que parescia que el suelo queria hundir [...].
El monarca se dirigió hacia allí para sobornar al paladín, que solo accedió a entregársela a cambio de un gran botín de oro [...]. Ves aqui do la tengo en mi poder eneste castillo. Si tu, señor, me quieres pagar lo que don Roldan me prometio, yo soy contento por te seruir de dartela. En otra manera no hagas cuenta de jamas la ver ni tener en tu poder. Respondio el emperador:
—Hijo mio Renaldos, demanda lo que quisieres que no te sera negado. & dexame entrar dentro en tu castillo & hazerme has del mas triste el mas bienauenturado hombre del mundo. Respondio Renaldos: —Yo no quiero mas delas quatro cargas de oro que don Roldan me prometio (Domínguez, 2001: 77-84).
2.3. El consejo de Boveo
Volviendo a la Lyra heroyca, tras la declaración de intenciones del magancés, Boveo recomienda a Galalón que trate de convencer a Carlomagno para que mande a Reinaldos en busca de Roldán. De esta suerte, el paladín habría de hacer frente a numerosos peligros, como luchar contra el fiero guerrero Gradaso, rey de Sericana (Lyr. I, 56-108):
Quamuis ex parte coegerit ira
Horum quae memoras, tanti et iactura cruoris,
At uero Libicos armare in proelia reges
Rinaldum contra, regemque auertere ab illo,
Hoc graue (crede) puto, nam si uis cire tyrannos, 60
In Carlum pugnas, quem non arcana latebunt.
[...]
Atrox aliunde puellam
Gridassus quaerit, Rolandoque obuius optat
Ire, uel Albano heroi, queis saepe minatur
Excidium, et Carlo bis sexque quiritibus una.
Nunc uero Ambraciam Scithiae, qua regia sistit 90
Angelicae rabie et nimio compulsus amore,
Oppugnare parat caelos, et territat armis.
Illicet ergo decet, Clouei de stirpe creatum
Conuenias regem, Rinaldum mittat in oras
Tartareae, deceptus ubi retinetur amore 95
Rolandus. Dic sic regi, si hoc credere dignum est,
Haud mora, Rinaldus mittetur primus ad hostes,
Occidetur ubi Gridasso, et gente feroce
Tartareae, nec enim tantis obsistere quibit
Viribus. Interea sed, dum proficiscitur ille, 100
Mittito Sarmatiis legatum Ammone creatum
Deseruisse urbem Illyriae et ditione relicta
Effugisse, ideo capiendae protinus urbi
Tempus adesse sibi; queis non infestior hostis
Rinaldo, quem pro pretio liquisse tyranno 105
Sarmatiae sceptrum, magno memorabere Carlo.
Sic in eum uertes odium, nunc regis amorem,
Quo fautore, palam tantum insectaberis hostem.
Aunque en parte me impulse la ira por estos acontecimientos que has recordado y la pérdida de tanta sangre, no obstante, armar a los reyes libios en combate contra Reinaldos y privarle de la estima del rey, esto (créeme) lo considero complicado, pues si quieres que los tiranos levanten armas contra Carlos, a este no se le escapará nada. [...] Desde otra parte busca a la muchacha el despiadado Gradaso y desea toparse con Roldán o con el héroe de Montalbán, a quienes amenaza constantemente con la muerte, así como a Carlos y sus doce nobles. Pero ahora Gradaso se dispone a atacar Ambracia en Escitia, en cuya corte se detiene, impulsado por la rabia y un desmesurado amor a Angélica, y aterra al cielo con sus armas. Conviene, por tanto, que te reúnas de inmediato con el rey descendiente de la estirpe de Clodoveo, para que él envíe a Reinaldos a las regiones tártaras, donde Roldán está retenido, atrapado por su amor. Dile eso al rey y, si le resulta creíble, enviará a Reinaldos de inmediato contra el enemigo, donde lo matará Gradaso al frente del feroz pueblo tártaro, pues no podrá resistir a tan grandes fuerzas. Pero, entretanto, mientras él parte, enviarás a los sármatas la noticia de que el hijo de Amón ha dejado la ciudad de Lira y se ha dado a la fuga, abandonando su dominio, por lo que ha llegado el momento de que tomen la ciudad; para ellos no hay enemigo más molesto que Reinaldos, al que recordarás que el rey Carlomagno dejó como recompensa el cetro de Sarmacia. Así convertirás el actual amor del rey en odio contra él y, con su permiso, podrás perseguir abiertamente a tan gran enemigo.
En el segundo libro de Renaldos de Montalbán, Boveo también se muestra cauteloso al desaconsejar a Galalón la invasión de Lira, puesto que, en todos los enfrentamientos anteriores, Reinaldos había salido vencedor. El felón, sin embargo, decide ignorar sus consejos en el relato hispano e invade Lira (Ren. II, cap. I, f. 122r):
Bouo de la Barua le dixo: —Señor Galalon, ya sabeys vos que qualquiera que con don Renaldos se toma lo que gana, lo qual ya aueys vos prouado muchas vezes, & lo que se os ha seguido, mejor que yo lo sabeys. & por lo passado podeys juzgar lo por venir. E Galalon le respondio: —Desso yo no tengo cuydado que yo escreuire al rey de Polona que confina con la christiandad que me venga ayudar, assi que yo me coronare por rey de Lira. Y esto hagolo por ensalçar nuestro linaje & abaxar todos nuestros enemigos & todos los otros sus parientes dixeron: —Cierto cumple que se de socorro a este, pues el es el señor & cabeça de todo nuestro linaje, mas es menester que lo fagamos muy secretamente porque los hallemos descuydados & podamos tomar a nuestro saluo la ciudad & todo el reyno (Domínguez, 2001: 300).
2.4. La partida de Reinaldos de Montalbán
En la Lyra heroyca, tras la conversación entre Boveo y el resquemado Galalón, Carlomagno es fácilmente persuadido por el felón y ordena a Reinaldos que parta en busca de Roldán, que se encontraba persiguiendo a la huidiza Angélica por remotas tierras orientales. El paladín obedece de inmediato: se ajusta las armas y, después de encargarle a Bayano el gobierno de Lira en su ausencia, parte hacia Oriente acompañado por su hermano Ricardo y por dos valerosos héroes, Filomeneo y Tinganor (Lyr. I, 152-164):
His munitus, equo exultat, praesentiaque optat
Esse pericla sibi, quae iam putat esse futura
Rinaldus, quamcumque moram dimensus in annum.
Et Baione urbi Illyriae ductore relicto, 155
Leucoteam, qua Carlus erat, iam deserit, atque
Hyblaeos penetrare sinus, Hypanisque fluenta
Longa parat, forti stipatus fratre Richarto
Et Philomeneo et pariter Tinganore fidis.
Hii se Rinaldo heroes, ingentibus eius 160
Auditis gestis, socios statuere, relictis
Sedibus et sacris; Graecus quorum alter, et Apher
Alter erat, queis nemo suis regionibus, armis
Altior, aut uirtute animi praestantior esset.
Protegido con estas, Reinaldos monta de un salto en el caballo y ansía que se le presenten ya los peligros que en su imaginación le ocurrirán, y cualquier demora se le antoja una eternidad. Después de dejar a Bayano como gobernador en la ciudad de Lira, abandona ya París, donde se hallaba Carlos, y se dispone a penetrar en los montes Ibleos y las largas corrientes del río Hipanis, acompañado por su valiente hermano Ricardo y los fieles Filomeneo y Tinganor. Estos héroes decidieron unirse a Reinaldos después de oír sus enormes gestas, abandonando sus hogares y sus sagrados altares; griego uno y el otro africano, no había en sus patrias quien les superase con las armas o destacase más por su valor.
En el ciclo de Renaldos de Montalbán encontramos también el motivo de la pretensión del reino de Lira por parte de Galalón de Maganza. Este enclave pertenecía a Reinaldos de Montalbán desde que la heredara de su anterior dueño, el caballero Salión, por el motivo aducido supra. Concretamente, en los dos primeros capítulos del libro segundo de Renaldos de Montalbán, Galalón se alía con el rey de Polona, Libanoro, para asediar Lira, prometiéndole que le entregaría como recompensa el señorío de París. Reinaldos, por su parte, había dejado como gobernador de Lira a Bayano, capitán del fallecido rey Salión (Domínguez, 2001: 299-306), hecho que también relata la Lyra heroyca.
Asimismo, en estas novelas españolas también encontramos el motivo de que Galalón se aproxima al emperador para lograr que este ponga en peligro a Reinaldos, encomendándole una actuación arriesgada. Por ejemplo, en el capítulo XIV del libro I (Domínguez, 2001: 115), Galalón aconseja a Carlomagno que envíe a Reinaldos a enfrentarse a Roanza, amazona sarracena que estaba causando importantes bajas a los cristianos, con el objetivo de que el paladín sucumba.
No obstante, mientras que en los dos libros de Renaldos de Montalbán el paladín se ve obligado reiteradamente a aceptar arriesgadas misiones a cambio de recompensas, puesto que necesitaba estos botines para mantener a los setecientos mercenarios que custodian el castillo de Montalbán27, en la Lyra heroyca, en cambio, las acciones del paladín en defensa de Carlomagno y la cristiandad no responden a una necesidad económica. Más bien, su actitud es la que se espera de un vasallo cortesano. La predisposición y la lealtad de Reinaldos para con Carlomagno quedan patentes en la primera intervención del paladín, en la que acata de inmediato la petición del emperador (Lyr. I, 126-132):
«O dictatorum», respondit, «maxime Romae,
Cuius in obsequio, quae sunt mihi facta, uel ultra
Efficienda, nihil reputo, uel si mihi totum
Transire Oceanum, terraeque extrema iuberes,
Si uel Hyperboreos, Syrtesque intrare feroces, 130
Caucasios montes, si quidue latentius extat,
Omnia lustrassem, si te fortasse iuuaret».
Oh, tú, el mayor de los gobernantes de Roma, en absoluto cuestiono lo que he hecho o haya de hacer en adelante para complacerte, incluso aunque me ordenases atravesar todo el océano y los lugares más remotos de la tierra, ya sea adentrarme en las tierras de los hiperbóreos, en las feroces Sirtes, o en los montes caucásicos, o si existe algún lugar más recóndito, todo lo recorrería yo, si eso te ayudase.
Así pues, a excepción del retrato inicial planteado por Galalón de Maganza, en el que el felón refiere varias fechorías pasadas del paladín, el Reinaldos de la Lyra heroyca sigue, en líneas generales, la estela del personaje ariostesco.
Asimismo, en el poema neolatino, Reinaldos no emprende su periplo solo, sino que parte acompañado de otros dos personajes: Filomeneo y Tinganor. Estos parecen inspirados, al menos en cuanto a su denominación, en los personajes del segundo libro de Renaldos de Montalbán, Filominiso y Tintinago. De hecho, la Lyra heroyca toma de este modelo vernáculo el motivo de que Tinganor —y también Filomeneo— sigan a Reinaldos por la fascinación que les causaron sus hazañas. Sin embargo, mientras que en la novela española estos héroes protagonizan algunas escenas trascendentales para el desarrollo de la acción28, en la Lyra heroyca, el papel de Filomeneo y Tinganor se encuentra supeditado al del célebre paladín carolingio, hasta el punto de que no sabemos de ellos nada más que su origen griego y africano, respectivamente:
E mirando por las paredes, vido muchas cosas historiadas de sus proezas e victorias, e en otra parte vio a sus hermanos muy bien figurados e todas las cosas que fizieron, de que fue muy maravillado (Ren. II, 350b-351a).
Hii se Rinaldo heroes, ingentibus eius 160
Auditis gestis, socios statuere, relictis
Sedibus et sacris; Graecus quorum alter, et Apher
Alter erat, queis nemo suis regionibus, armis
Altior, aut uirtute animi praestantior esset
(Lyr. I, 160-164).
Estos héroes decidieron unirse a Reinaldos después de oír sus enormes gestas, abandonando sus hogares y sus sagrados altares; griego uno y el otro africano, no había en sus patrias quien les superase con las armas o destacase más por su valor.
Después de la intervención de Galalón de Maganza, a partir del verso 165 de la primera parte de la Lyra heroyca, la acción enlaza con la de su principal modelo vernáculo, el Orlando furioso. El paladín Reinaldos protagoniza el primer y principal hilo de acción del poema, adentrándose, junto con su hermano y sus compañeros, en el bosque encantado del mago Atlante, mago protector de los cristianos en el poema ariostesco.
2.5. El vaticinio del mago Atlante
Después de atravesar un bosque encantado, Reinaldos, Ricardo, Filomeneo y Tinganor llegan al palacio del mago Atlante. Una vez en su interior, en un momento en el que el paladín se encuentra aislado, el suelo se hunde bajo sus pies y arriba a un submundo rodeado por dos ríos, en el que encuentra al nigromante. A petición del paladín, Atlante describe los personajes que bogan por cada corriente. Comienza con el río de la izquierda, por el que van malhechores ficticios y legendarios directos a un abismo en el que pagarán eternamente por sus pecados29. El mago Atlante deja para el final de su discurso a Galalón de Maganza, quien le permite retomar el hilo narrativo del poema. Cuando le anuncia la traición de Galalón de Maganza a Carlomagno, Reinaldos profiere un gemido e incluso se echa a llorar. El nigromante lo consuela con la predicción de que, a la postre, acabaría como soberano en Trebisonda (Lyr. I, 739-744):
[...]. Gemitus tunc edidit imo
Pectore Rinaldus lachrymis atque ora rigauit. 740
«Teque odiis usque ad mortem conabitur idem
Perdere et insidiis, quamuis tamen ipse labores
Pertuleris tantos, ibis regnator ad oras
Trapezuntinas, quas subdes denique Carlo».
Reinaldos entonces soltó un gemido desde lo más profundo de su pecho y las lágrimas humedecieron sus mejillas. «Este mismo también tratará de aniquilarte sembrando odio y mediante asechanzas, sin embargo, aunque tengas que soportar tan grandes sufrimientos, finalmente irás como soberano a tierras trebisondinas, a las que rendirás al poder de Carlos».
Este suceso se cuenta en el tercer volumen del ciclo caballeresco hispano Renaldos de Montalbán, titulado La Trapesonda (1513). En la novela hispana, Reinaldos sufre el destierro de Montalbán y el apresamiento de su familia, de suerte que se ve en la necesidad de conquistar un nuevo enclave en sustitución de la destruida Montalbán. Rodeado de los mejores caballeros, Reinaldos logrará proclamarse, al cabo, emperador de Trapesonda. En la Lyra heroyca, Atlante repite este mismo vaticinio poco antes de dejar marchar al paladín de sus dominios (Lyr. IV, 90). En lo sucesivo, Núñez de Oria seguirá nuevamente la trama argumental del Orlando furioso (Fernández Ríos, 2023b).
Si bien apenas volvemos a encontrar referencias a la materia de Renaldos de Montalbán tras este profético episodio30, toda la materia posterior de la Lyra heroyca, de raigambre eminentemente ariostesca, adquiere un marcado cariz hispano, dado que el detonante del conflicto bélico capital del poema y núcleo fundamental de la acción heroica31 es la particular inquina de Galalón de Maganza contra el de Claramonte, que es, a su vez, el núcleo temático principal del ciclo hispano. Este conflicto comienza a gestarse desde los primeros versos de la Lyra heroyca, cuando el magancés engaña a Carlomagno para tratar de despojarse de Reinaldos en el libro primero, y con su fin culmina también la epopeya. A lo largo de todo el poema, por influencia también de la tradición literaria española, Reinaldos eclipsará en protagonismo al deuteragonista del poema, Roldán.
El hecho de que el humanista parta deliberadamente de la materia hispana contemporánea obedece a su intención manifiesta de elaborar una «hispanización» patriótica del Furioso en lengua latina. Así pues, el empleo de este modelo nacional enlaza con otros pasajes «patrióticos» del poema, como la dedicatoria a la nación española trazada en el libro segundo o la introducción del héroe medieval español Bernardo del Carpio. Este logrará aniquilar al temido rey sarraceno Rodamonte en un momento en el que la cristiandad estaba a punto de sucumbir bajo el yugo del ejército mahometano (IX, 506-642)32.
3. Conclusión
Tras lo expuesto en este trabajo, podemos afirmar que, entre las obras vernáculas que han influido en la Lyra heroyca de Francisco Núñez de Oria, se encuentra el ciclo hispano de Renaldos de Montalbán. El humanista se sirve del material que estas exitosas novelas de caballerías le ofrecían para enriquecer la trama argumental de la Lyra heroyca y hacerla más atractiva para el lector español contemporáneo. Si bien la acción de la Lyra heroyca reescribe grosso modo la del Orlando furioso, el poema parte del núcleo temático fundamental del ciclo hispano, id est, la animadversión de Galalón de Maganza contra Reinaldos de Montalbán. Las referencias a este ciclo se concentran al comienzo de la Lyra heroyca, de suerte que la trama del poema, profundamente deudora del Orlando furioso, se presenta desde el proemio ligada a la literatura caballeresca hispana contemporánea. De esta guisa, Núñez de Oria inscribe su particular epopeya ariostesca en el marco político e ideológico que caracteriza a las novelas de caballerías españolas, más heroicas y moralizantes que sus modelos italianos33.
El proceder selectivo de entre el inmenso material que estas obras le ofrecía, así como su actitud integradora de algunos de estos pasajes en su propio hilo narrativo, altamente deudor de Ariosto, revela, además, una intención consciente por parte de Núñez de Oria de componer una obra original, en lugar de una mera derivación del Furioso en clave patriótica. Así pues, lejos de tratarse de una acumulación de motivos caballerescos de diversa índole, el resultado es una epopeya original y compleja, con unidad temática y coherencia interna, pues toda ella en su conjunto responde a un mismo propósito político: la laudatio a los Austrias mayores. Así pues, en definitiva, la Lyra heroyca supone un ejemplo paradigmático de interacción y permeabilidad entre la épica culta neolatina y la literatura vernácula caballeresca en el Siglo de Oro español.
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Recibido: 22/01/2024
Aceptado: 13/02/2024
El maridaje entre latín y vernáculo en el quinientos:
la impronta del ciclo hispano de Reinaldos de Montalbán en la Lyra heroyca (1581) de Francisco Núñez de Oria
Resumen: Para el presente trabajo rescatamos el poema neolatino Lyra heroyca (1581), tan poco conocido como su autor, Francisco Núñez de Oria. En esta extensa epopeya, el humanista reescribe en latín el Orlando furioso de Ludovico Ariosto en clave patriótica, ajustándose al esquema del hexámetro dactílico. Si bien esta es su fuente vernácula principal, nuestro propósito con este trabajo es demostrar que Núñez de Oria también bebe, para componer estos versos latinos, de la materia que le brinda el ciclo caballeresco hispano de Renaldos de Montalbán.
Palabras clave: Renaldos de Montalbán, Lyra heroyca, épica neolatina, épica humanística, novela de caballerías, Francisco Núñez de Oria, Luis Domínguez.
The marriage between latin and vernacular in the Firteenth Century: the imprint of the hispanic cycle Reinaldos de Montalbán in the Lyra heroyca (1581) by Francisco Núñez de Oria
Abstract: For the present work we have rescued the neo-Latin poem Lyra heroyca (1581), as little known as its author, Francisco Núñez de Oria. In this extensive epic poem, the humanist rewrites in Latin Ludovico Ariosto’s Orlando furioso in a patriotic key, following the scheme of the dactylic hexameter. Although this is his main vernacular source, our aim in this work is to demonstrate that Núñez de Oria also draws on the material provided by the Hispanic chivalric cycle Renaldos de Montalbán to compose these Latin verses.
Keywords: Renaldos de Montalbán, Lyra heroyca, neo-Latin epic, humanistic epic, chivalric novel, Francisco Núñez de Oria, Luis Domínguez.
1 La bibliografía acerca de las traducciones y adaptaciones áureas de las letras italianas es abundante. Destacamos los trabajos de Gómez Montero (1988, 1992 y 2004), así como los estudios de Gómez Redondo (1996), Kohut (2002) y Muñiz (2007 y 2021) al respecto. Igualmente, es de re-
ferencia obligada la colección de Los libros de Rocinante del Centro de Estudios Cervantinos de la Universidad de Alcalá de Henares, que se ocupa de la edición de los libros de caballe-
rías castellanos. También contamos con un catálogo detallado, aunque no exhaustivo, sobre
las traducciones de obras italianas al castellano, el Proyecto Boscán (en línea).
2 Véase, acerca del criterio de clasificación de la poesía caballeresca, el trabajo de Lucía Megías (2000: 36-38).
3 En el panorama hispano quinientista, destacan tres ciclos de novelas de caballerías relacionadas con el ciclo carolingio: el ciclo de Renaldos de Montalbán, el del Espejo de caballerías y el de Morgante.
4 Según indican Corfis (2001: 31-33), Lucía Megías (2001: 384), Martín Abad (2001: 449) y Gómez Redondo (2012: 1893), la obra es anterior a 1511 y se publica por vez primera en Valencia en las prensas de Jorge Costilla, edición de la que no se conservan ejemplares. Prueba del éxito de esta obra es su posterior reedición hasta en ocho ocasiones en el siglo xvi: en 1523 (Toledo: Juan de Villaquirán), en 1525 (Sevilla: Jacobo Cromberger), en 1526 (Salamanca: Alonso de Porras y Lorenzo Liondedei), en 1545 (Sevilla: Dominico de Robertis), en 1563 (Alcalá de Henares: Sebastián Martínez), en 1564 (Burgos: Pedro de Santillana; Alcalá de Henares: Sebastián Martínez) y en 1585 (Perpiñán: Sansón Arbus).
5 Véase al respecto la edición de esta obra a cargo del profesor Thomas (1989), a partir del manuscrito del siglo xiii denominado Douce. El cantar galo, gestado en torno al siglo xii, es generalmente considerado como anónimo, a excepción de una versión atribuida a Huon de Villeneuve que data de 1497 (Menéndez Pelayo, 1949: 318).
6 El autor Luis Domínguez afirma lo siguiente en el epígrafe introductorio: «Aqui comiençan los dos libros del muy noble y / esforçado cauallero don Renaldos de montaluan / llamados en lengua toscana el enamoramiento del emperador Carlos magno / traduzido por Luys Domingues» (f. 3) y también lo corroboran expertos en la materia como Gómez Redondo (2012: 1893-1894).
7 Consúltese al respecto el epígrafe de Gómez Redondo (2012: 1915-1926) y la guía de lectura de Garza Merino (2002).
8 Contamos con una guía de lectura compuesta por Gernert (2000), así como una edición al cuidado del mismo autor (2002), ambas publicadas por el Centro de Estudios Cervantinos de la Universidad de Alcalá.
9 Para ampliar información acerca de la vida y obra de este humanista, remitimos a los trabajos de Fernández Ríos (2023c y 2023d).
10 La profesora Lara Vilà (2001: 309-324) estructura el corpus épico áureo español en tres grupos: poemas ariostescos —entre los que se cuenta la Lyra heroyca—, poemas históricos y poemas de la reconquista. En los tres casos, ya se relaten hechos históricos o ficticios, recientes o remotos, se establece una relación causal directa entre un pasado y un presente ideológicamente sesgados para celebrar el presente.
11 Núñez de Oria escoge deliberadamente la lengua latina y, por ende, el esquema métrico dactílico para componer un poema ariostesco, frente a la lengua vernácula y la ottava rima característica de los cantari cavallereschi italianos. Este metro se traduce al castellano como la octava real, cuyo esquema se compone de ocho versos endecasílabos con rima consonante. Un claro ejemplo de la correspondencia entre este metro y el hexámetro clásico es la traducción en octavas de la Eneida a cargo del sacerdote toledano Gregorio Hernández de Velasco (1555). Para la correspondencia de la ottava rima italiana con el hexámetro dactílico, véase Savoretti (2001: 435-458).
12 Sobre la preponderancia de Virgilio como modelo de la épica quinientista, tanto neolatina como vernácula, remitimos a los estudios del profesor Cristóbal López sobre la Araucana de Ercilla (1995: 67-101), el Monserrate de Cristóbal de Virués (2004: 115-158) y la Cristíada de Diego de Hojeda (2005: 49-78), así como a los trabajos de la profesora Vilà sobre «virgilianismo político» en la épica áurea hispana (2010 y 2011). Asimismo, Vilà (2001: 420-441) diserta sobre las profecías de la Lyra heroyca en un capítulo de su tesis doctoral.
13 De acuerdo con dos trabajos de Fernández Ríos (2022a y 2023a), podemos apreciar la impron-
ta de otros ciclos literarios y obras hispanas de tema carolingio en la Lyra heroyca.
14 Desde su publicación, estos dos primeros libros conformaron una unidad literaria y editorial, como muestra su aparición bajo un mismo título: Libro del noble y esforçado e inuencible cauallero Renaldos de montaluan e de las grandes proezas y estraños hechos en armas quel y Roldán e todos los doce pares paladines hizieron (1526). Si bien el tercer y cuarto libro suponen una continuación de esta trama argumental, sus ediciones revelan un proyecto literario desvinculado de los dos libros anteriores (Garza, 2002: 1).
15 «Desde la primera aparición, el personaje de Roldán aparece acompañado de otro héroe con el que forma una pareja envidiable. El ciclo se inicia con el binomio formado por el sobrino de Carlos y Oliveros en la Chanson de Roland, que tanto éxito debió cosechar a tenor de las parejas de hermanos que fueron bautizados con tales nombres. Con el paso de los siglos, la fortuna literaria de Oliveros se sustituyó poco a poco por la figura de Renaldos de Montalbán, primo carnal de Roldán y máximo representante de la casa de Claramonte» (Sánchez, 2017: 79).
16 «The hero’s legend existed simultaneously in the Hispanic ballad tradition throughout the fifteenth century in such romancer as Roldán desterrado, Reinaldos y la infanta Celidonia, Roldan y Reinaldos conquistan los reinos del moro and Conquista del imperio de Trapisonda por Reinaldos, bearing witness to a probable, previously extant epic tale of the Hispanic Carolingian cycle» (Domínguez, 2001: 5-6).
17 Concordamos con Gómez Montero (1992: 297-303) en que los cuatro libros del ciclo de Renaldos de Montalbán, al igual que ocurre con el Espejo de caballerías, experimentan tales cambios tipológico-formales en su adaptación a las letras hispanas, que pueden ser considerados novelas de caballerías españolas stricto sensu. Para conocer la trama de los cuatro libros que conforman el ciclo de Renaldos de Montalbán, citamos a Gómez Redondo (2011: 7-11).
18 El aparato mitológico de la Lyra heroyca no es incompatible con la divinidad cristiana, como se puede apreciar en la invocación a la Musa del proemio, Optima Diua, que alude a la Virgen María. Asimismo, a lo largo del poema encontramos también epítetos mitológicos para referirse al Dios cristiano, como, por ejemplo, Tonans (VII, 340) o Panompheus (XII, 149).
19 La transcripción y traducción de la Lyra heroyca son propias y forman parte de un volumen de próxima aparición en una coedición con el Instituto de Estudios Humanísticos, Ediciones Clásicas y la Universidad Nacional Autónoma de México.
20 Coincidimos, pues, con Chevalier en cuanto a que «le poète entendait faire une œuvre savante» (1966: 209).
21 Hijo de Anselmo de Altarriba, Pinabelo era aliado del clan de Maganza, la casa de Galalón, enemiga acérrima del clan de Claramonte, al que pertenecía Reinaldos. En el Orlando furioso (XXII, 72), este caballero intenta engañar cruelmente a Bradamante, pero esta finalmente logra salvarse y perpetra su venganza acabando con la vida de este (Orl. fur. XXII, 95-97).
22 Encontramos una imagen similar en La guerra púnica (VIII, 663) de Silio Itálico, donde este relata que el Vulturno, viento del sudeste, levantó nubes de polvo que cegaron a los romanos. Esta fue, según los historiadores antiguos, una de las causas de su derrota en Cannas (Villalba, 2005: 368).
23 Gómez Redondo señala la gran afinidad existente entre Reinaldos y Salión en el Renaldos de Montalbán, en cuanto a que son caballeros con pocos recursos, pero dueños de un castillo: «Renaldos se traslada a Alemania hasta llegar al real de Lira, en donde socorre a Salión, un caballero pobre, pero de gran valentía y de buenas condiciones que contaba sólo con un castillo; se veía obligado a robar y a saltear para mantenerse, luchando bajo la misma divisa —el león pardo— con que combatía Renaldos. De hecho, Salión es un segundo Renaldos, circunstancia que propicia equívocos de gran comicidad» (2011: 22).
24 En el poema Renaldos de Montalbán se utilizan ambas formas indistintamente y así las recoge Gómez Redondo (2011: 140) en su listado de personajes.
25 Para la transcripción del texto castellano manejamos la edición de Corfis (2001). Este editor parte de la edición impresa en Salamanca en 1526, puesto que, en palabras de Corfis: «Although the 1523 and 1526 editions share a common origin, 1900 readings are variant between the 1523/1545 vs. the 1526/1564 texts, which indicates that the 1523 and 1526 editions diverge from the common source at some point. Evidence suggests that the 1526 edition does not descend from the 1523 tradition but represents a separate textual branch» (2001: 51).
26 El asesinato de Pinabelo de Maganza parece una invención del humanista, que se sirve de este personaje de la materia carolingia para justificar la ira acumulada por el magancés, que le llevará a urdir el gran conflicto bélico del poema.
27 Véase, verbigracia, cómo en el primer libro de Renaldos de Montalbán (cap. V, f. 14), Reinaldos rehúsa a colaborar con el emperador hasta que recibe la cantidad acordada previamente.
28 Por ejemplo, al poco de conocerse, Tintinago acoge a Reinaldos en su castillo, le describe las estorias que figuraban en sus muros —que eran sus propias hazañas— y le pide que le acompañe a ayudar a una viuda que le había pedido auxilio (Ren. II, caps. XVIII-XIX). En cuanto a Filominiso, según el segundo libro de Renaldos de Montalbán, se unió a Reinaldos y Tintinago durante una peregrinación al Santo Sepulcro, dispuesto a aprender buenas costumbres caballerescas de los paladines franceses. Durante un viaje a Tebas, les revela que es descendiente del mismísimo rey Edipo (Ren. II, caps. XXXI-XXXII). Protagoniza, entre otras escenas, una aventura amorosa con la esposa del rey Teutres, a la que acaba rechazando violentamente (Ren. II, cap. XL), así como un enfrentamiento contra Roldán (Ren. II, cap. LX).
29 Como ya demostró Fernández Ríos (2022b), todo este pasaje supone una trasposición del descensus ad inferos de Eneas en el libro sexto de la Eneida.
30 En cuanto a la acción, los cuatro primeros cantos de la Lyra heroyca forman parte del mismo conjunto temático introductorio, en lo que supone una extensa escena de descensus ad inferos de Reinaldos de Montalbán, que se dilata hasta el libro cuarto, con la salida del paladín nuevamente al bosque encantado del mago Atlante. Antes de dejarle ir, el mago Atlante le advierte que ha caído en desgracia del emperador Carlomagno por un embuste de Galalón (IV, 45-105). Asimismo, en el libro tercero (III, 77-104), Galalón tratará de engañar nuevamente al ingenuo Carlomagno, pero su intento esta vez se ve frustrado por la intervención del sabio paladín Naimo.
31 Aunque la primera mitad del poema versa sobre las peripecias de los personajes en busca de la bella princesa Angélica, Núñez de Oria muestra una clara predilección por los pasajes heroicos, concentrados en la segunda mitad de la epopeya, como se deduce también del propio título del poema, Lyra heroyca.
32 En el verso 11 del proemio (Et Bernardus, eis par claro sanguine et armis) el poeta manifiesta abiertamente su deseo de equiparar a Bernardo del Carpio con los grandes héroes del Furioso, como ya habían hecho previamente otros autores españoles Nicolás Espinosa en la Segunda parte de Orlando (1555) y Francisco Garrido de Villena en El verdadero suceso de la famosa batalla de Roncesvalles (1555).
33 En palabras de Gómez Montero: «En España se profundiza la dimensión heroica de la acción en toda su seriedad y los personajes se estilizan como figuras heroicas mientras que en Italia el mundo feudal suministra el armazón para una trama eminentemente fantástico-novelesca [...]. Incluso, se puede descubrir una función educativa en las tendencias, arraigadas precisamente en España, a interpretar la trama simbólicamente o desde una atalaya moralizante y a estilizar los episodios como casos pseudohistóricos» (1992: 307-308).
Edad de Oro, XLIII (2024), pp. 283-303, ISSN: 0212-0429 - ISSNe: 2605-3314
DOI: https://doi.org/10.15366/edadoro2024.43.013