Pedro Calderón de la Barca (2021 [1636]).
Casa con dos puertas, mala es de guardar. Juan Manuel Escudero Baztán (ed.).

Madrid: Ediciones Cátedra, 232 pp.
[ISBN 978-84-376-4221-5].

El volumen que reseñamos recoge la edición crítica de la comedia de enredo calderoniana Casa con dos puertas, mala es de guardar (1636), al cuidado de Juan Manuel Escudero Baztán. El prólogo comienza con el polémico debate sobre la datación de la redacción de la comedia, que Hartzenbusch había situado durante el embarazo de la reina Isabel de Borbón con motivo de los siguientes versos: «la Reina / —que infinitos siglos viva, / para que flores de Francia / nos den el fruto de Castilla—» (vv. 2279-2282). Según el bibliógrafo, necesariamente la mención tuvo que haberse producido bajo el periodo de gestación, pues de lo contrario las palabras no hubieran sido del todo pertinentes. Cotarelo se sumó a esta conjetura, que entra en conflicto directo con la referencia explícita del verso 182 a La dama duende, escrita —sin duda alguna— después del bautizo del príncipe Baltasar Carlos (4 de noviembre de 1629): «Por una hora no llegamos / a tiempo de ver las fiestas / con que Madrid generosa / hoy el bautismo celebra / del primero Baltasar» (vv. 1-4). Iglesias Feijoo (2006) ofrece —a juicio del editor y nuestro— la hipótesis más plausible de todas, en tanto que apunta al deseo por tener más hijos, con la que coincide Cruickshank (2009: 107). Por otra parte, Escudero Baztán repara en unos enigmáticos versos desatendidos por el resto de estudiosos, relativos a una actriz contemporánea: «Si es Catalina de Acosta / que anda buscando su estatua?». Como aclaró Varey, quizá se estuviera haciendo referencia a la intérprete que cambió su nombre artístico para evitar confusiones con una mujer portuguesa de idéntico nomen condenada en efigie en un auto de fe el 4 de julio de 1632. Entonces, la comedia habría sido escrita en ese mismo año o en algún momento posterior (no muy alejado), aunque también se contempla la posibilidad de un añadido de mano ajena al autor. Iglesias Feijoo refuta esta hipótesis atendiendo a cuestiones de amortización escénica, pero asume la dificultad de saber «por qué el dramaturgo quiso imprimir la comedia solo tres años después de estrenada». Asimismo, Escudero Baztán alude al final de la versión variante aparecida en la Parte veinte y nueve, que impulsaría a Calderón a incluir Casa con dos puertas junto a La dama duende en La primera parte con el propósito de vindicar la autoría. Estos avatares escénico-textuales impiden saber las fechas exactas de composición de la obra, pero el editor aduce que muy probablemente fuera escrita entre 1629 y 1632.

Después de una necesaria sinopsis argumental, Escudero Baztán penetra en las profundidades de la teoría dramática de las comedias de capa y espada, dando cuenta de las menciones contemporáneas de mayor interés, como la de la loa aparecida en la Tercera parte (1612) de las comedias de Lope, o bien, las de Bances Candamo en su Teatro de los teatros. Estas observaciones primitivas se limitaban a reseñar la agudeza del escritor en la dispositio de los lances, y no será hasta el siglo xix cuando aparezcan los primeros análisis en profundidad del subgénero. Es entonces cuando la crítica anglosajona —abanderada por la History of Spanish Literature (1849) de Ticknor— configura una lectura trágica de las comedias de capa y espada, que hereda, incluso, el prólogo de la edición de Casa con dos puertas elaborada por Rey Hazas y Sevilla Arroyo. Frente a esta visión «pesimista» se erige un sector de eruditos que, desde Hesse (1967), apuntan al aparato lúdico como eje vertebrador de las comedias de capa y espada. El máximo referente de esta facción es Ignacio Arellano, quien publica en 1988 un trabajo indispensable que sigue Escudero Baztán de cerca a la hora de analizar —con acierto y rigor— los componentes genéricos de la «mecánica precisa», escindidos en seis puntos relativos a la ruptura de las unidades (con una magistral lectura atenta de los elementos del cronotopo del relato), la inverosimilitud (densificación económica del enredo con un elenco limitado), la ruptura del decoro, la onomástica coetánea, la autoparodia referencial y la intertextualidad. Después se abordan los elementos de la «mecánica imprecisa», es decir, aquellos rasgos que se alejan de las convenciones del género en la comedia, como son la subversión de los roles de género (duplicidad de las relaciones amorosas de los personajes femeninos) o el genuino diseño del espacio escénico, que se presta a multitud de posibilidades. En este punto, debemos destacar la honestidad académica de Escudero Baztán, que remite a Sepúlveda (2003), responsable de un primer análisis de los elementos privativos de Casa con dos puertas.

El prólogo de la edición finaliza con la sinopsis métrica de la comedia y el estudio textual. En este último se traza el complejo panorama de la transmisión, de la que forman parte una veintena de impresos y dos manuscritos. Una vez estudiadas las variantes de tan dilatada historia textual, el crítico concluye que hubo dos periodos en la redacción de la obra, que plasma con nitidez en el stemma. Por un lado, tenemos la Primera parte de Calderón, de la que descienden en línea la segunda edición, la edición pirata, la de Vera Tassis y el resto de sueltas dieciochescas, así como el códice de la Biblioteca Histórica Municipal de Madrid. A una familia diferente pertenecerían La parte veinte y nueve valenciana y el MSS/16553 de la Biblioteca Nacional de España, que añaden —en un pasaje de silvas— una sesión de caza del Rey en Antígola, y mutilan la evocación de la Reina en ese mismo lugar. Habida cuenta de esta situación, Escudero Baztán ofrece una edición que reproduce el texto de la príncipe, enmendado —puntualmente— con lecciones de la segunda edición, de la Primera parte de Vera Tassis y de los testimonios de la otra rama. También admite lecturas de la edición moderna de Iglesias Feijoo, además de la ya citada de Rey Hazas y Sevilla Arroyo.

En lo que respecta al cuerpo del texto, quiero señalar algunos loci que podrían verse enriquecidos en el aparato de notas. En los vv. 313 y 325 los términos murta y muerta mantienen una clara relación de paronimia que estriba en el mito de Narciso, dado el reflejo del rostro del personaje en el arrayán. En el v. 433, donde se explica el influjo de las estrellas en la conducta humana, también se debería aludir a la Summa contra gentiles de Tomás de Aquino, concretamente al capítulo LXXXII del libro III («Dios, fin último y gobernador supremo»), en el que se habla del gobierno de los cuerpos humanos, dependientes de los cuerpos celestes, comandados, a su vez, por Dios. Asimismo, la expresión «mar de amores»
(v. 1144) requiere de una nota que aclare que no se trata de una vacilación gráfica, pues es un juego de palabras radicado en el imaginario marítimo del pasaje. También serí
a necesario recordar al lector en la nota del v. 2566 que Calderón escribió un auto titulado El veneno y la triaca, pues se cita literalmente el antídoto en el texto.

De todas formas, estas últimas sugerencias no pueden desvirtuar de modo alguno la maravillosa edición crítica de Escudero Baztán, en la que sobresale, entre todas las bondades reseñables, el rigor. En este sentido, los lectores de la poesía dramática calderoniana le agradecemos al estudioso haber sacado a la luz esta última edición de Casa con dos puertas, en la que la pulcritud del texto fijado y la erudición de las notas permiten afirmar que la edición crítica cumple con suficiencia el precepto esgrimido en el v. 343 del Ars poetica horaciano: Omne tulit punctum, qui miscuit utile dulci.

Jorge Ferreira Barrocal

Universidad de Valladolid

jorge.ferreira@uva.es