Lope de Vega (2019).
Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos.
Ignacio Arellano (ed.).

Madrid / Frankfurt am Main: Iberoamericana / Vervuert, 790 pp.
[ISBN: 978-84-9192-059-5].

Parece evidente que las Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos de Lope de Vega han despertado un interés especial en la crítica de las últimas décadas, lo que se justifica con tan solo observar el número de ediciones que se han realizado en torno a esta obra desde que Carreño publicase la suya en 2002. Sin embargo, ni la edición de Carreño (2002) ni tampoco las posteriores de Rozas y Cañas Murillo (2005) y Cuiñas Gómez (2008) habían supuesto una aparente ruptura de tal magnitud con la tradición como la que pretendemos reseñar, esto es, la última edición de las Rimas de Tomé de Burguillos a manos de uno de los grandes investigadores de la poesía del siglo xvii, el catedrático Ignacio Arellano.

Se trata de una edición que, en cierta manera, constituye la resolución práctica de los planteamientos que el mismo autor había expuesto en la monografía El ingenio de Lope de Vega. Escolios a las Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos, en la que cuestiona las interpretaciones y las lecturas erradas de los anteriores editores de esta obra, además de proponer un posible método para una mayor comprensión de los poemas de Tomé de Burguillos, a partir del conceptismo teórico y el sistema de agudezas establecido por Gracián en su Arte de ingenio.

Por lo tanto, esta actitud aparentemente revolucionaria de cara a la crítica anterior y al resto de ediciones se verá reflejada desde el comienzo de la obra que reseñamos; de hecho, la introducción de Arellano se divide en tres partes que ya nos permiten entrever su oposición a la crítica: la primera de ellas funciona a modo de estado de la cuestión y, a la vez, con un fin de evidente rechazo a toda la tradición crítica en torno a la obra de Lope; la segunda, consecuentemente, sirve para exponer las teorías de la agudeza y el conceptismo según Baltasar Gracián y, más adelante, ejemplificar y contrastar estos planteamientos a partir de determinadas composiciones; por último, en la tercera parte, Arellano describe y comenta la historia textual de las Rimas de Tomé de Burguillos, y establece los criterios ecdóticos por los que se ha decantado para la fijación textual de su edición.

A esta introducción le siguen los ciento setenta y nueve1 poemas independientes que conforman estas Rimas de Lope, entre las que se encuentran ciento sesenta y dos sonetos, la célebre Gatomaquia y las demás composiciones «humanas» y «divinas» que constituyen la totalidad de la obra. En lo que respecta a la anotación de los textos, Arellano justifica la cantidad de notas a causa de las circunstancias que le han llevado a la elaboración de esta edición, esto es, a fin de contrarrestar «la ya comentada creencia de que se trata de una poesía clara y llana, simple y sencilla» (p. 136). Estas notas, además de responder a las exigencias básicas de interpretación y explicación de significados, propias de una obra poética de esta índole, se sustentan a partir de la teoría de la agudeza de Gracián y el más puro conceptismo como propuesta básica de lectura. En ocasiones, Arellano se sirve de las explicaciones fallidas de las ediciones anteriores para después rebatirlas o profundizar en ellas de acuerdo con su propuesta de lectura conceptista. Sin duda, este ejercicio de anotación nos resulta, como mínimo, encomiable, ya que el catedrático resuelve una serie de sonetos cuya interpretación hasta el momento no había resultado satisfactoria, como en el caso de los sonetos 1, 59 o 120, entre muchos otros. Asimismo, la fijación textual y la modernización de la puntuación, e incluso el contraste que realiza de cara al resto de ediciones, también nos resultan acertados, sin por ello menospreciar el trabajo de los anteriores editores de la obra.

Dicho esto, la aparente ruptura de Arellano con la crítica o con los criterios interpretativos del resto de investigadores de las Rimas de Tomé de Burguillos no se nos manifiesta tan notable ni tan revolucionaria como podría parecer en un primer momento. El hecho de considerar que los preceptos de Gracián sobre el conceptismo son el instrumento fundamental para la desambiguación y la interpretación de las composiciones que constituyen esta obra del Fénix no supone una innovación en la lectura de los textos barrocos; de hecho, en La cultura del barroco, Maravall (1976) ya alude al artificio y a la agudeza como dos valores intrínsecamente ligados a cualquier obra literaria barroca y, por ende, a lo que se ha denominado histórica y literariamente como «conceptismo».

Sin embargo, esto último no resta valor al exhaustivo trabajo realizado por Arellano, ni tampoco pretende oponerse a las reflexiones y a las soluciones interpretativas que acompañan a todos los poemas de las Rimas de Tomé de Burguillos. Es inevitable estar de acuerdo en casi todas las interpretaciones que propone, especialmente, como ya hemos comentado, en los sonetos cuya resolución estaba todavía en duda o carecía de un análisis «por partes» que aportase algo de luz a la interpretación de los textos, a pesar de los esfuerzos de los anteriores editores por encontrar una respuesta solvente para determinados sonetos.

En definitiva, la nueva edición de las Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos supone un gran avance en la desambiguación de las composiciones que conforman esta obra. Aunque los criterios conceptistas que, según Arellano, conllevan una renovación en la lectura de los poemas, quizá no constituyan una innovación de tal magnitud, dichos criterios sí que han ayudado a la correcta interpretación de los textos, gracias a la ayuda, asimismo, de las ediciones anteriores, en las que el catedrático se apoya y, con frecuencia, establece sus últimas reflexiones. Esta edición puede ser, por lo tanto, de gran ayuda para el estudioso del denominado ciclo de senectute del Fénix y de su última etapa vital y poética.

Nicolás Mateos Frühbeck

Universidad Autónoma de Madrid

nicolas.mateos@estudiante.uam.es


1 En la edición de Carreño (2002) se enumeran, además, los dos poemas introductorios, el de Salcedo Coronel y el del Conde Claros; este último, lógicamente, escrito también por Lope.