Andrew M. Beresford (2020).
Sacred Skin: the Legend of St. Bartholomew in Spanish Art and Literature.

Leiden: Brill, 352 pp.
[ISBN: 978-90-04–40780-0].

Uno de los grandes géneros cultivados en la Edad Media y en el Siglo de Oro, no solo en el territorio peninsular, sino también en el europeo, que más ha sido olvidado por la crítica son las hagiografías. Las vidas de santos han ocupado, sin embargo, un importante lugar en la literatura occidental, tanto escrita como oral. Durante las últimas décadas la Academia ha dirigido su atención a recuperar este género de literatura religiosa, como demuestra la bibliografía recogida por Fernando Baños Vallejo y Marinela García Sempere en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes1. Como parte de la muestra de devoción popular que inspira a este género, los sucesos de las vidas y pasiones de mártires y santos se han representado en el arte occidental desde la Edad Media. La obra de Andrew Beresford, Sacred Skin: the Legend of St. Bartholomew in Spanish Art and Literature, viene a analizar el espacio fronterizo que ambas artes (la pintura y la literatura) le han otorgado a una de estas figuras bíblicas, san Bartolomé, desde los inicios de la Edad Media hasta finales del siglo xvii. La obra es un viaje a través de «the formalization of Bartholomew’s saintly identity and his transformation into a key expression of Iberian consciousness».

Beresford estructura Sacred Skin en cinco capítulos. El primero realiza un recorrido por la tradición hagiográfica dedicada al santo y examina cómo su identidad se fue transformando a través de los textos procedentes de la península. De este modo, Beresford parte de las menciones de san Bartolomé en la Biblia (escasas e imprecisas) para describir la evolución de la vida, pasión y milagros del santo y apóstol en los textos hagiográficos latinos (como los imprescindibles Acta fabulosa
[ss. v-vi] de pseudo-Abdias o la Legenda aurea [s. xiii] de Santiago de la Vorágine) y en los textos ya propiamente castellanos (desde las primeras traducciones de las flores sanctorum hasta obras hagiográficas de principios del s. xviii, como el Sermón para el día de San Bartolomé (1714) de António Vieyra). Es, sin duda, un capítulo de gran valor para filólogos e interesados en textos hagiográficos dedicados al santo, pues recoge los hitos más importantes en la tradición textual.

Beresford dedica los siguientes tres capítulos a exponer los acontecimientos más destacables de la vida y pasión de san Bartolomé y cómo han sido representados en el arte medieval de la península. Así, el capítulo II trata de las diferentes historias que circulan de la niñez del santo, como su secuestro y sustitución por un doble demoniaco o su hallazgo en el monte rodeado de animales que son «impelled to ovecome their instincts and bow their heads in obeisance before him» como «sacred protectors» (p. 70). En el capítulo III se describe la tarea evangélica del santo, representada «elsewhere in the kingdoms of Iberia» (p. 94), lo que demuestra el fervor existente en la península por su figura. Beresford relaciona el suceso demoniaco de la infancia con la labor de exorcismo que se atribuye a san Bartolomé, tarea que la leyenda atribuye también a todos los demás apóstoles.

El capítulo IV se centra en el martirio del santo, tema central de su historia. El motivo principal de su martirio es el desollamiento (que da nombre al título del libro). El cuerpo sangrante del santo «functions as an ambiguous locus of triumph and abjection, an image capable of inspiring the faithful» (p. 145). De este modo, Beresford defiende el uso del martirio del apóstol como propaganda religiosa y herramienta capaz de movilizar el fervor de los fieles.

Para finalizar, el capítulo V repasa la influencia de la historia del santo en el arte del siglo xvii, momento en el que el foco de atención del arte cae «accordingly on representations of torture and martyrdom, a reflection of the struggle between Catholicism and the perceived ignorance of the collectivized other» (p. 202). Termina el libro con varios apéndices que, aunque ilustran parte de la argumentación del autor, nos parecen de escaso valor añadido, como la transcripción de ciertos textos medievales (como el Acta fabulosa y algunas flores sanctorum, cuyo contenido se analiza en el capítulo I) y un mapa de las localidades españolas cuyo patrón actualmente es san Bartolomé.

En líneas generales, la obra de Beresford supone un avance importante en el conocimiento de la leyenda de san Bartolomé y de su representación en el arte medieval, renacentista y barroco de los diferentes reinos de la península ibérica. En este estudio (que era necesario, pues no existe ningún trabajo de conjunto previo), el autor realiza un uso excelente de las fuentes hagiográficas conocidas y elabora una argumentación sólida en base a la narratividad de la vida y el martirio del santo, y su relación con el tipo de fervor religioso que caracteriza la mentalidad medieval y renacentista de los reinos peninsulares. Acompaña al texto un gran número de imágenes de alta calidad de las obras pictóricas y escultóricas a las que hace referencia. El texto se centra en la explicación de las mismas y en el análisis de la representación artística del santo. Sin embargo, y a pesar de lo prometido en el título, pocas son las referencias a la literatura de la época (excepto las contenidas en el capítulo I y algunas menciones sueltas a obras dramáticas del Siglo de Oro), por lo que hay que reconocer que el libro está más enfocado al estudio artístico que al literario. Así, el libro resultará de gran interés para aquellos estudiosos de las representaciones hagiográficas en escultura y pintura del medievo y renacimiento (principalmente altares), mientras que a los estudiosos de las hagiografías textuales puede parecerles escaso, si bien puede ser utilizado como punto de partida para entender la leyenda del santo de cara a futuros estudios.

Alberto Ferrera Lagoa

Universidad Autónoma de Madrid

alberto.ferrera@estudiante.uam.es